Monterrey, N.L.— A pesar de que la pandemia de Covid-19 afectó su rehabilitación, al disminuir el tiempo y la calidad de sus terapias, Luis Fernando Ramírez González se va sobreponiendo a las limitaciones e inició el pasado miércoles el sexto y último semestre de preparatoria.

Luis Fernando es el joven estudiante que sobrevivió el 18 de enero de 2017 a un balazo que atravesó su cabeza, por el ataque armado de uno de sus compañeros en el Colegio Americano del Noreste, un hecho hasta ese entonces inédito en la historia del país.

Con apoyo de su familia, el joven de 18 años ahora piensa ya en su ingreso a la universidad para estudiar la carrera de Producción Cinematográfica, y con un promedio de 9.2, compite sin miramientos con sus compañeros de bachillerato, sin poner sus limitaciones de pretexto.

Luis Fernando y su familia han tenido una vida de película desde aquel trágico incidente que los marcó para siempre, pues como indica el joven, aquella bala que atravesó su cabeza destruyó parte de su cerebro y estuvo a punto de matarlo; sin embargo, lo hizo valorar cosas aparentemente simples a las que antes no les daba nada de importancia.

“Con mucho esfuerzo, dolor y sufrimiento por las terapias que parecían una tortura, aprendí y pude hacer cosas simples —para otras personas— por segunda vez, como ponerme de pie, dar unos pasos, volver a sonreír, hablar y leer o ir al baño sin ayuda”, detalla el joven.

En estos 10 meses de pandemia, para Luis Fernando, su hermana menor Alejandra y sus padres, Aurora González y Fernando Ramírez, ha sido difícil acoplarse a las medidas de restricción sanitaria y confinamiento social.

Sin embargo, coinciden en que no se comparan con todo lo que vivieron los días posteriores al ataque sucedido en el colegio privado.

Covid afecta terapias de Luis Fernando, sobreviviente del ataque al Colegio Americano del Noreste
Covid afecta terapias de Luis Fernando, sobreviviente del ataque al Colegio Americano del Noreste

El 18 de enero de 2017, en el Colegio Americano del Noreste, un alumno abrió fuego en un salón. Una bala atravesó la cabeza de Luis Fernando. Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL.

En aquel momento, Luis Fernando permaneció 15 días en cuidados intensivos y coma inducido en el Hospital Universitario, además de otro mes y medio internado con una traqueotomía y gastrostomía.

La bala que atravesó su cabeza dejó graves secuelas en el habla, movilidad y su memoria de corto plazo, que poco a poco ha ido recuperando hasta dejar sorprendidos a los especialistas que lo atienden, e incluso, a su misma familia, ya que los pronósticos iniciales no eran para nada alentadores.

Así, cuando los expertos en neurología observan su habilidad de palabra mientras checan en una pantalla de computadora una tomografía con el daño cerebral de Luis Fernando, y que puede ponerse de pie y caminar por sí mismo, sólo expresan: “No puede ser, yo esperaría verlo inmóvil y sin poder hablar”.

Por su parte, Aurora, su madre, explica que a raíz de la pandemia ya no tiene las mismas horas de terapia, porque cerraron el centro de rehabilitación donde lo atendían, y aunque estuvo tomando algunas a través de Zoom, no es lo mismo.

“Es menos tiempo, más rapidito. Nada más lo van guiando, pero las terapias no son tan específicas, porque no lo pueden estar cuidando para que no se caiga, por lo que son menos difíciles para que no se vaya a lastimar”, comenta.

A raíz de esa situación, agrega Aurora, las primeras semanas notaron que Luis Fernando tuvo un retroceso: sus movimientos eran menos firmes, por lo que buscaron terapias particulares y que tuviera otras opciones para ejercitarse y así poder trabajar sus músculos en casa.

Por ello, gracias al empeño que pone en sus ejercicios, ha seguido mejorando y cada vez se va sintiendo más confiado en sus movimientos.

El joven estudiante ha logrado mantener la beca que le permitió ingresar a la Prepa de la UDEM, ya que el promedio exigido es de 8.5 y él alcanzó 9.2, a pesar de que, según los médicos, el daño cerebral afectó su habilidad para aprender materias como matemáticas y ciencias.

No obstante, Luis Fernando no utiliza de pretexto las dificultades que tiene que vencer diariamente para cumplir con sus estudios y realizar sus trabajos escolares a pesar de que le cuesta más que al resto de sus compañeros; asimismo, asegura que las terapias le han enseñado que el trabajo y el esfuerzo constante al final rendirán buenos frutos.

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