La ciencia y la religión forjaron al poeta chiapaneco Balam Rodrigo, pero su poesía es la que lo fraterniza “espiritualmente” con los migrantes en la frontera sur y los abusos emprendidos en Estados Unidos contra ellos.

Nació en 1974 en Villa de Comaltitlán, es autor de una veintena de libros y ganador del Premio Internacional de Poesía Jaime Sabines 2014. También es experto en tanatología y recorre el país para ayudar “al bien morir”, consciente de que esa práctica es una extensión del oficio poético.

Balam Rodrigo es biólogo por la UNAM, con estudios en teología pastoral y cristiano convencido.

Residente en San Cristóbal de las Casas, el poeta recibirá en breve en Nayarit, el Premio Nacional de Poesía Amado Nervo 2017 por su libro Marabunta, la nervadura de la migración en Chiapas, escrito con los recuerdos de infancia en su tierra costeña.

Es un libro que “toca precisamente ese tema, la frontera sur, el voceo chiapaneco y testimonial, de modo muy personal, la vida de algunos centroamericanos que vivieron con la familia del escritor en Villa de Comaltitlán”.

La escritura de Balam Rodrigo se zambulle en la muerte el amor, y “en la miseria humana padecida por los migrantes centroamericanos que atraviesan México, desde Chiapas en el lomo de La Bestia (el tren carguero) en su intento por arribar a la pesadilla estadounidese”.

Entrevistado por EL UNIVERSAL, el poeta acusó que la política de “perros de presa” contra la migración centroamericana no bastará para frenarla porque la movilidad internacional es una necesidad y un derecho humano.

Ante esa realidad al escritor no le sorprende que la frontera sur se alce como filtro migratorio, y que políticas y procedimientos legales en México contra el secuestro masivo de migrantes no sean tan severos, como sí lo es la violencia institucional contra ese grupo vulnerable.

Esas estrategias construyen el miedo y “el terror”, aunado al cerco migratorio mezclado con el sufrimiento de los “sin papeles”, la negación y criminalización de los derechos básicos de activistas, defensores de derechos humanos y los albergues de migrantes perseguidos por ayudar a esa población, puntualizó.

El poeta es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y ganador además del Premio de Poesía Joven Ciudad de México y del Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, entre otros.

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