Tuxtla Gutiérrez.— Servidores públicos fueron acusados de acoso sexual, laboral, misoginia y discriminación en “el tendedero de la vergüenza” que mujeres activistas colocaron ayer a la entrada del Congreso de Chiapas.

Karen Dayane Limón Padilla, integrante del colectivo Iniciativas Feministas, aseguró que desde el año pasado “los tendederos” se transformaron en denuncias, debido a que no existe “una sola institución que nos garantice una vida libre de violencia”.

Añade que aunque es probable que el agresor no sea sujeto a prisión ni a sanción legal, éste debe tener un castigo moral. Éste es el objetivo de “los tendederos”, porque las autoridades “han fallado muchísimo” al intentar garantizarle a las mujeres una vida libre de violencia.

Antes de “los tendederos” los agresores, enfatizó Limón Padilla, estaban protegidos por el silencio familiar, histórico: “No digas, no hables lo que te hizo tu tío, tu primo, porque vas a fracturar a la familia, a ésta debemos proteger; a quien se debe proteger es a niñas y niños y, si por esa protección se fracturan familias, ni modo”.

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