Veracruz.— Ana Miriam Ferráez, la diputada morenista que propuso un toque de queda a las mujeres para frenar los feminicidios en el estado, tiene poco pasado político, pero fuerte presencia en la radio local.

La legisladora proviene de una familia de empresarios radiofónicos. Su abuelo Carlos Ferráez Matus heredó un emporio radiofónico a sus hijos y nietos, algunos de ellos a cargo de las empresas familiares.

En el Grupo Avanradio, Ferráez encabezó durante siete años el programa Espejos del Alma, y fue hasta 2017 cuando comenzó sus estudios de Derecho en la Universidad de Xalapa.

En realidad poco se sabe de su vida privada y pasada, hasta que en las elecciones de ese año fue elegida por la alianza PAN-PRD para ser candidata a la alcaldía de Xalapa.

Así, fue impulsada como candidata por el entonces gobernador, el panista Miguel Ángel Yunes Linares. Sin ningún tipo de experiencia previa en campañas, ni en asuntos partidistas, llegó a competir a un municipio con uno de los más altos porcentajes de voto diferenciado y con antecedentes de crecimiento de Morena.

Desde la campaña, la entonces panista ganó notoriedad luego de que en una entrevista declaró que le daba “asquito” el entonces aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador. Con cursos y talleres de crecimiento humano, la abanderada con cinco hijos quedó relegada a la segunda posición en las elecciones y entonces desapareció del radar político local, pero sólo por unos meses.

A finales de agosto de 2017 se filtró una fotografía en la que se le vio al lado del entonces diputado federal y hoy gobernador, Cuitláhuac García, y de su compañera Rocío Nahle, hoy secretaría de Energía. Dirigentes de Morena confirmaron que la “empresaria” firmaría el acuerdo nacional que impulsaba López Obrador. Y así fue… se unió a la Cuarta Transformación.

Contra los fundadores de Morena, fue designada por la cúpula de ese partido candidata a la diputación local, cuya campaña inició en una concentración de zumba. Al interior del equipo morenista cuidaban que poco hablara en público o en mítines.

Sus cercanos aseguran que se sabe los nombres de casi la totalidad de los agentes municipales de Xalapa, que recorre constantemente las colonias y escucha a las personas. Atribuyen sus pifias políticas a errores personales sin “malicia”, como cuando en sesión legislativa confundió a Hugo Chávez con Fidel Castro.

En la tribuna sufrió varios errores al tratar de defender la invitación hecha al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, a la toma de protesta de López Obrador. Y ahora con el toque de queda para frenar el feminicidio.

Nada, dicen sus amigos, de mala fe, por lo que ayer decidió realizar una conferencia para ofrecer una disculpa a la ciudadanía.

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