La lluvia nunca fue un obstáculo para los fans de La Vela Puerca. Desde temprano, afuera del , la gente hacía fila para comprar playeras, chamarras y hasta las clásicas narices de puerco rosas que se han convertido en un sello de identidad. Entre chelas y cánticos, el ambiente se sentía más de estadio que de sala de conciertos.

A las 20:40 horas las luces se apagaron y la banda uruguaya salió al escenario entre banderas de y gritos que recordaban a las hinchadas futboleras. El primer acorde bastó para que el público se pusiera de pie. No hubo tiempo de calentar motores: la fiesta arrancó con “El Viejo” y desde ese instante el recinto se convirtió en un coro masivo.

Una celebración sin discursos

Aunque la gira lleva el nombre de sus 30 años de carrera, la banda apenas hizo referencia al aniversario. Sebastián “Enano” Teysera se limitó a agradecer con el corazón en la mano: “Muchísimas gracias de todo corazón que nos han venido a ver esta noche a compartir con nosotros a festejar 30 años juntos. Muchísimas gracias por el amor y el cariño que me desean. Un aplauso para ustedes”.

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Sin necesidad de discursos, las canciones fueron las que hablaron. “El Profeta” iluminó la oscuridad del Metropólitan con luces rojas y blancas, mientras “Sobre la sien” desató una ovación que se escuchaba casi tan fuerte como la banda misma.

Himnos, desmadre y momentos íntimos

El concierto fue una montaña rusa emocional. Con “Sin Avisar” y “El Bandido de la Manana” los fans cantaban como si alentaran a su equipo: “¡Vamos, vamos la Vela de mi corazón!”. Después llegó el respiro con “Clarooscuro”, en un set acústico que la gente acompañó alzando las luces de sus celulares, sin que nadie lo pidiera.

El público no solo coreaba, también bailaba. Con “Ve a Escampar” los pasillos se llenaron de parejas abrazadas y desconocidos brincando juntos. Cuando sonó “Por dentro”, la intensidad subió todavía más: fans ondeaban sus playeras, algunos subidos a las butacas y el olor a marihuana se colaba entre la euforia.

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Uno de los momentos más especiales ocurrió en “Colabore”, cuando el Enano golpeó tambores con agua bajo un contraluz que arrancó aplausos.

El encore: partir el pastel de los 30

Tras un encore más largo de lo normal, los músicos regresaron con “Mi Semilla” y el coro de “Vuelan Palos”, que funcionó como un verdadero grito de cumpleaños. El clímax llegó con “Zafar”, cuando el público tomó el mando y la banda se limitó a escuchar cómo miles de voces se desgarraban cantando.

El cierre fue: “Por la ciudad” y convirtió el recinto en una fiesta popular, con abrazos entre desconocidos, un mini slam improvisado y prendas ondeando en el aire durante “Llenos de Magia”. Antes de despedirse, los uruguayos se tomaron la foto con el público y regalaron una última sorpresa: “José Sabía”, la canción que los fans pedían con murga desde el inicio.

Formada en 1995, La Vela Puerca es una de las bandas más importantes del rock uruguayo y pionera en llevar su música a públicos internacionales.

Al salir del Metropólitan, todavía resonaba en las calles el cántico que no se apagó en toda la noche:
“Vamos, vamos la Vela de mi corazón”.

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dft

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