“Yo no puedo competir con Bad Bunny, yo desde mi trinchera hago lo que puedo”, comenta Gian Marco, quien prefiere estar lejos del discurso de lo que está de moda y prefiere ser fiel a la música que siempre ha hecho.

“Hay muchos artistas que se estancan en la queja y dicen que apoyan a unos más que otros, pero no, creo que cada quien debe dedicarse a lo suyo, hay público para todos, haciendo eso sólo te desconcentrarás y no le prestas atención a lo que haces, al final estarás hablando de otros y te va incluso a frustrar”.

El cantante señala que lo más importante para los artistas es llegarle a la mayor gente posible con cada disco, y que los acompañen en el camino, que también atrapen gente nueva y que sigan abrazando sus canciones.

“Yo creo que cada artista tiene su nicho y conoce su gente, construye un camino dentro de la industria; sí es bueno adaptarse, reinventarse dentro de un sistema nuevo, pero también aprender a elegir un camino, no dejarse llevar porque algo está funcionando más”, comenta.

Lo que sí extraña, señala, es la tranquilidad con la que antes salían las canciones y no la celeridad con que se produce en las plataformas digitales.

“Lo que extraño es la serenidad del público para que no te estén pidiendo más y que una canción dure tan poco, hacer música no es una fábrica de chorizos, es un trabajo que toma tiempo, dedicación, también es válido quienes lo hacen sólo para entretener, yo no, a mí me gusta decir cosas en las canciones y me toma tiempo hacer un disco, canciones y no es que extrañe hacer discos; recuerdo haberlo intentado en el estudio, pero no me siento cómodo, no soy yo, prefiero no ponerme un traje que no me queda”, explica.

Por esa razón celebra la libertad de hacer lo que quiera con su música y no seguir las tendencias o las modas.

“Hay libertad y uno puede escuchar lo que quiera y el público creo que hoy, más allá de los algoritmos, tiene la opción de encontrar la opción que quiera, del cantautor depende que se queden escuchándolo y eso es con su equipo de trabajo, y con su música.

“Recuerdo que a mediados de los 70, cuando el rock estaba en un periodo importantísimo, llegó la música disco y los rockeros se querían ahorcar, porque no entendían cómo era posible que la gente escuchara ese sacrilegio; recuerdo que muchos guitarristas se querían morir porque salió el mentado teclado colgado, pero estaba de moda”, señala.

Por el momento promociona su disco Mandarina, del cual se desprende su sencillo homónimo y ya está disponible en todas las plataformas digitales.

“El nombre de mandarina es metafórico, porque un disco es eso, cada canción es como un trocito de mandarina, no sabes si una canción es más ácida y otra más dulce”, detalla.

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