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Nueva York.— La 56 edición del Festival de Cine de Nueva York eligió una película arriesgada, divertida e incisiva como lo son siempre los filmes del griego Lanthimos (The Lobster, The Killing of a Sacred Deer) para abrir la nueva edición del Festival con el que Nueva York tiene la oportunidad de ver los estrenos en tierra americana de los filmes más importantes del año.

La favorita llegó a Manhattan después de que una de sus protagonistas, Olivia Colman, se llevará la Copa Volpi a Interpretación Femenina en la pasada Mostra de cine veneciana con lo cual el filme era uno de los más esperados.

En la rueda de prensa después de la proyección a la crítica en el teatro Walter Reade estuvieron presentes Yorgos Lanthimos, el guionista, Tony McNamara, Olivia Colman, Emma Stone, Joe Alwyn y Nicholas Hoult.

Respecto a la cinta que se sitúa en la llegada al trono inglés de la reina Anne en el siglo XVIII , el director contó:

“Me interesaba mucho explorar cómo era la dinámica de estas mujeres poderosas pero también la capacidad que tenían de interferir en la vida y el destino de todo un país”.

El filme tiene un tinte de comedia que lo hace especial.

“El humor en general es algo de lo que no me puedo alejar así es que sabía que estaría ahí desde el principio”, explicó Lanthimos.

Para Emma Stone este fue un filme del que ama el resultado final pero que además la motivó a estar muy presente en el set.

“Todo el tiempo tuve claras cuáles eran las emociones que se buscaban, la música y las situaciones, en general todo el ambiente fue fascinante”.

Stone fue la única actriz americana en el rodaje.

“Así es que no era una experta en la historia británica e hice un poco de investigación sobre la reina Anne y su ayudante Sarah y lo que pudo haber ocurrido pero no había nada claro con lo cual al final sólo me limité a hacer lo que él decía”, dijo la actriz señalando a Lanthimos y provocando las risas del auditorio.

Acerca de cómo el vestuario ayuda a la interpretación de este tipo de personajes Emma especificó que esto siempre es una buena herramienta para informarse acerca del periodo en el que se vivía y de cómo se experimentaban las cosas.

“Cuando te pones esos trajes inmediatamente sientes la presión que hay en ellos, cómo te enderezan la espalda, te mantienen erguida y te ayudan a entrar en el personaje. A la vez era un vestuario especial porque por ejemplo mi primer vestido estaba hecho de mezclilla”, contó Emma.

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