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Arturo González Camarena tenía 14 años cuando los doctores que lo operarían de la cadera decidieron posponer la intervención por un día, para ver el alunizaje en la tv.

El entonces adolescente estaba, al mismo tiempo, feliz; podría ver gracias a la tecnología patentada por su padre en 1940, el inventor tapatío Guillermo González Camarena, la esperada proeza espacial y además, a colores.

La patente se refería a un sistema tricomático de secuencia de campos, utilizando los colores primario rojo, verde y azul, para la captación y reproducción de imágenes, que en aquel momento, eran principalmente en blanco y negro.

“Sentía mucho orgullo y emoción mientras estaba en el cuarto del hospital, siguiendo todo con una tv portátil”, narra Arturo.

Miguel Alemán Velasco fue, junto con Jacobo Zabludowsky, responsable de transmitir la travesía arrancando el día 16 con el despegue del cohete Saturno, el alunizaje el día 20 del módulo Eagle y la primera caminata en la Luna por parte del Neil Armstrong, al día siguiente.

“Teníamos ya narrando la carrera del espacio entre Rusia y EU por 10 años, tanto Jacobo como yo, y habíamos estado el día que Kennedy dijo que llegaría el hombre a la Luna”, recuerda Alemán Velasco.

“Finalmente se escogió el 16 de julio para que fuera el lanzamiento y estábamos citados a las 5 de la mañana en el Cabo Cañaveral (hoy Kennedy), comenzó el conteo de salida, vimos al cohete Saturno elevarse y todos nos contagiamos de alegría”, narra.

El padre de Arturo había muerto cuatro años antes en un accidente automovilístico, pero la NASA tenía entonces la curiosidad de llevar cámaras a las misiones espaciales. El problema es que éstas debían ser levantadas por cuatro personas.

“Y con el sistema de mi papá se lograron hacer cámaras más ligeras, sólo se requería de una persona”.

La tecnología basada en la de su papá se llevó después a las sondas Voyager 1 y 2, que a cuatro décadas, siguen adentrándose en el espacio y enviando imágenes.

“Lo más impresionante de todo era darse cuenta que simultáneamente millones de personas en distintas partes del mundo, a horas totalmente diferentes, vieran la imagen”, recuerda Alemán Velasco.

“Todo mundo dudaba, sabíamos y habíamos visto años de ensayo, de accidentes, de cosas así, pero siempre dentro de nuestra atmósfera, en el espacio, nada”, agrega.

El hijo de González Camarena señala que la NASA jamás les ha dado algo físico, pero eso no importa.

“Porque ha reconocido públicamente la aportación de mi padre, eso es lo mejor”, apunta.

Y ha recibido varias ofertas para llevar la vida de su padre al audiovisual que no se han concretado.

“En su momento Ignacio López Tarso quiso, ahora hay un proyecto de serie, donde aparecerían varios personajes y un documental, esperemos a ver si alguna se hace”, expresa.

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