El cineasta francés François Ozon, que ha presentado en la Berlinale un filme sobre casos de pederastia en la Iglesia católica, consideró hoy que su película, que al principio no tenía una intención "política", es más bien un "acto ciudadano".

Al día siguiente de su presentación ante la prensa en el festival berlinés , donde compite por el Oso de Oro, Ozon reconoció que no está seguro "al cien por cien" de que la película ("Grâce à Dieu") se pueda exhibir en Francia el día previsto para su estreno, el 20 de febrero.

"Nunca al cien por ciento. Tengo confianza en la Justicia francesa", confesó Ozon en una conversación con medios, entre ellos Efe , sobre su película, que relata casos de abusos sexuales contra menores por parte de un sacerdote que los admitió y que examina un tribunal de su país.

"Pienso que sería una señal desastrosa para la iglesia si se retrasara el estreno, si se censurara", completó preguntado por la repercusión que podría tener una prohibición de exhibición de la película si prospera una iniciativa conocida precisamente el día de su presentación en Berlín.

El abogado del sacerdote francés Bernard Preynat, cuyos abusos sexuales con menores son el núcleo de la historia que cuenta el film de Ozon (París, 1967), interpuso una demanda este mismo viernes precisamente para impedir la circulación comercial de la cinta.

"Francia es un país de libertad de creación, sabemos que esta es muy importante y en este caso estamos entre un caso de presunción de inocencia", recordó el director.

Y agregó sin embargo que esa presunción de inocencia en el caso de Preynat "es difícil de demostrar puesto que ha confesado todo desde hace treinta años y hasta ha habido el proceso de (Philippe) Barbarin", en alusión al que está visto para sentencia contra el cardenal de Lyon.

El Tribunal Correccional de Lyon dio por terminado el 10 de enero el juicio contra Barbarin y otros cinco eclesiásticos de la diócesis de dicha ciudad francesa por haber ocultado los abusos de Preynard y anunció que queda visto para sentencia para el próximo 7 de marzo.

Ozon recordó que Barbarin, cuya figura tiene una presencia destacada en el filme, "ha sido atacado por no haber denunciado los hechos que Preynard cometió. Por lo tanto la presunción de inocencia es muy débil", insistió.

El cineasta galo, ganador de la Concha de Oro de San Sebastián por "En la casa" (2012), afirmó que cuando estaba comenzando el proceso de creación de esta película no tenía el propósito de hacer un film "político".

"Al principio el propósito de la película no era hacer un film de actualidad, con un mensaje político. La idea era contar historias íntimas. Para mí el asunto verdadero de la película es la repercusión de la liberación de la palabra en el entorno de las familias", explicó.

" Después, trabajando sobre el guión me di cuenta de que la historia podía alcanzar una dimensión más política. Pero no era la primera opción", continuó el director.

Y aseguró que hoy está "contento" del resultado, aunque confiesa que la polémica alrededor del film "es verdad que significa una presión. Hay muchas personas que no quieren que exista esta película, que se estrene, pero yo pienso que es importante, también es un acto ciudadano".

Y respecto al estilo casi de documental que muestra en su nueva película, agrega que cree que todos sus filmes anteriores "son muy personales. En este, pues es una película sobre la palabra, y pongo en escena la palabra. Ahí yo lo que hago es escuchar".

" Creo que el film corresponde a lo que escuché y por eso quizás mi trabajo está menos presente que en otros filmes. También es verdad que no tengo un ego de director que quiere mostrar en cada película su universo ", admite.

" Yo quiero hacer cosas diferentes en cada uno de ellos y personalmente estoy más en la línea de esos directores de Hollywood de los años cuarenta y cincuenta, también europeos, que podían hacer una comedia musical, un drama o un western y que no buscaban siempre a toda costa firmar sus filmes".

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