P ara cerrar este 2016 permítanme una reflexión positiva.

Desde 2005 soy jurado fundador del Premio Nacional Rostros de la Discriminación del Conapred, institución que hoy dirige la inteligente Alexandra Haas, junto con otras organizaciones convocantes que desde el 8 de agosto de hace 11 años se materializó en la primer entrega de estos premios.

A lo largo de más de una década he tenido el privilegio de conocer, evaluar y premiar a los distintos ganadores de cada edición en la categoría de fotografía, junto con mis respetados colegas: Frida Hartz y el reconocido fotoperiodista y director de la agencia Cuartoscuro, Pedro Valtierra.

Es por ello que en medio de tantas noticias falsas, cartas extraviadas y otras expresiones de nuestros turbulentos tiempos mediáticos, hoy me detengo a reconocer justamente el último trabajo de fotografía que premiamos este mismo año.

Se trata del estupendo trabajo de Martina Zoldos, publicado en Puebla bajo el título “trabajadoras del hogar: retratos e historias”. A lo largo de estos años, nuestro Premio ha tenido las siguientes metas, promover la reflexión de la opinión pública sobre el fenómeno discriminatorio y reconocer el trabajo que realizan los colegas en el terreno de la comunicación pública en todas sus plataformas; por ello, este Premio es único en México y está enfocado a sensibilizar a la opinión pública sobre la importancia de la no discriminación.

En este contexto, las fotografías de Martina Zoldos no pueden ser más pertinentes. Martina, eslovaca de origen, en su primer viaje a México nos revela lo que en aquí apenas se discute, la terrible discriminación hacia la mujer, expresada en un contexto laboral casi invisible, pero que según datos oficiales, afecta a casi tres millones de mujeres en México que se dedican a este trabajo, es decir, 10% de las mujeres económicamente activas.

Así empieza el texto de Martina que acompaña su trabajo visual: “Teresa se cubre el rostro y debajo de sus arrugados dedos se deslizan lágrimas. “Ya no me alcanza ni para comprar leche, ya no me alcanza para comprar un kilo de carne para mis hijos”. Se levanta, voltea hacia la pared y suelta el llanto”.

Las imágenes de Martina son contundentes y bien hechas. Sin mayor pretensión que mostrar una realidad tangible. Cada una de las mujeres que retrata están en su contexto de trabajo, con sus escobas, trapos y plumeros; todas en casa ajena, ya sea en la cocina, el baño o la sala; junto a una lavadora o en el cuarto de los niños.

Reyna, Gemma, Luisa, Esperanza y Eva, son sólo una muestra del mosaico de mujeres mexicanas que trabajan en el hogar, donde el promedio de pago se calcula en $160 pesos por día de trabajo.

Todas las imágenes son tomadas con luz natural, y cada una de ellas ve fijamente al lente de nuestra fotógrafa, por lo que su mirada nos traspasa a nosotros también, para robarnos la indiferencia; cada toma está acompañada de su breve historia, aquí Martina aprovecha la fuerza de la imagen, para inmortalizar y visibilizar está dramática situación laboral en la que se encuentran millones de mujeres en nuestro país. Por eso le dimos el primer lugar. Aquí pueden ver su trabajo completo

Así las cosas, nada mejor para combatir la discriminación y la misoginia que ser parte de este fabuloso esfuerzo por más de una década. Felicidades a Martina Zoldos por su trabajo, por su Premio y a todos mis colegas del jurado y miembros de Conapred por su tenacidad y entrega de cada año. Feliz 2017.

***En la foto: Reyna Yareli Mojica Mejía, 15 años. (CORTESÍA: MARTINA ZOLDOS)

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