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Van dos ocasiones, en menos de una semana, que el jefe de la Oficina de la Presidencia, Francisco Guzmán Ortiz, acude al Estado de México y “con el encargo del presidente de la República”, se dedica a entregar despensas y tarjetas electrónicas con dinero en efectivo (2,750 pesos) a militantes y simpatizantes del PRI, a 8 meses de las elecciones para gobernador. El joven funcionario, de 36 años, no llega solo. Lo acompañan el gobernador Eruviel Ávila y funcionarios de la Sedesol para atender a los priístas. En cada evento, Guzmán Ortiz, repite dos cosas: que va “enviado” por el presidente y que él es mexiquense. “Traigo la responsabilidad del señor presidente de la República, de atender de manera prioritaria al Estado de México. El Estado de México tiene que tener una atención prioritaria… soy orgullosamente mexiquense”.
El cercano colaborador de Peña Nieto, nacido en 1980 en la Ciudad de México pero avecindado en Huixquilucan y con carrera meteórica en el Estado de México, estuvo el pasado 9 de octubre justo en Huixquilucan, con priístas de ese municipio y de Naucalpan, Valle de Chalco, Nicolás Romero y San Juan Totoltepec. Ahí entregó 6 mil despensas y 6 mil tarjetas de Banorte con efectivo, y supervisó la entrega de apoyos de Sedesol. El sábado pasado repitió el esquema, pero esta vez Guzmán estuvo en Zinacantepec, para entregar 4,700 tarjetas bancarias y 5,500 despensas.
Las visitas del jefe de la Oficina de la Presidencia se programan, cuidadosamente, en fin de semana, fuera de horarios laborales. La entrega de despensas y tarjetas con dinero ocurre en las “Ferias de Servicios”, en las que las dependencias federales y estatales participan. Guzmán habla en los eventos, dialoga con la gente, entrega personalmente apoyos y se toma fotos con beneficiarios, como en campaña. Y justifica así su presencia: “El presidente de la República diseñó un esquema en el que a cada integrante del gabinete le tocó un Estado de la República y a mí me tocó, afortunadamente, representar al Estado de México”.
Antes de suceder a Aurelio Nuño en la Oficina presidencial, fue coordinador de Asesores de Peña Nieto; tiene maestría en Gerencia Política por la Universidad George Washington y licenciatura en Economía por el CIDE. Su cercanía y ascendencia con Peña Nieto data de 2004 cuando fue asesor en la bancada priísta del Congreso mexiquense. Después fue asesor de Peña en su campaña para gobernador en 2005 y luego colaborador en el gobierno del estado como coordinador de Proyectos Especiales y de Información y Estrategia. Después sería coordinador de Asesores en la campaña presidencial en 2012 y con ese puesto llegaría a la Presidencia de la República.
Tanta cercanía y confianza no son ajenas a la decisión de enviar a este joven y codiciado soltero como “representante presidencial” al Estado de México en vísperas de las elecciones. Tampoco es casual que lo acompañe el aparato federal y de la Sedesol en sus visitas. La revista Líderes lo incluyó como uno de los “300 líderes de México” y en su ficha biográfica mencionó que tiene un “85% de probabilidades de aparecer en la lista de 2017”, entre posibles candidatos del PRI a la gubernatura mexiquense.
Peña tenía 39 años cuando fue gobernador del Estado de México; Guzmán Ortiz, de convertirse en candidato, llegaría de 37 años. ¿Será el cercano e influyente jefe de la Oficina de la Presidencia el caballo negro de Peña en su estado natal y por eso lo manda a repartir despensas y dinero?
NOTAS INDISCRETAS…La batalla por la 22 Asamblea Nacional ya comenzó en el PRI. El ex gobernador de Oaxaca Ulises Ruiz mandó una segunda carta al dirigente nacional, Enrique Ochoa, en la que le pide convocar ya a la Asamblea para discutir, desde posibles candidatos presidenciales hasta el actual modelo económico. Ruiz reprocha, en tono agrio al dirigente, que no atiende a la militancia y dedique tiempo y recursos a confrontar a dirigentes de otros partidos. Aunque oficialmente no ha habido respuesta a las dos cartas del oaxaqueño, en el CEN del PRI no le reconocen “autoridad moral” a Ulises y lo acusan de pertenecer “al viejo PRI al que ya nadie quiere”. Sin darle vueltas, cercanos al dirigente afirman que “no habrá Asamblea Nacional hasta después de las elecciones de junio de 2017”. Tanto Ulises —a quien apoyan ex gobernadores, ex congresistas y dirigentes—, como Ochoa Reza saben lo que está de por medio en esta batalla: el control del priísmo y el riesgo de que, molestos como están, los priístas de las cúpulas encabecen una rebelión en las mesas de trabajo para imponer “candados” que eliminarían a varios aspirantes del gabinete a la Presidencia en 2018. Eso está en juego y por eso a unos les urge y a otros no la Asamblea priísta…Los dados mandan Serpiente doble. Mal inicia la semana.
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