Aunque el futurismo lleva a muchos a poner la mirada desde ahora en 2018, antes que la sucesión presidencial los partidos políticos y sus dirigentes deben pasar una aduana política nada fácil en 2016: los comicios en 12 estados donde la elección de gobernadores será un parámetro para medir la fuerza real con la que cada partido llega a la carrera presidencial. También será ocasión para medir el tamaño de los nuevos dirigentes de las tres principales fuerzas, ya definidos por Manlio Fabio Beltrones y Ricardo Anaya en PRI y PAN, y pendiente de definir en semanas en el PRD.

En el PRI, por ejemplo, la figura de Beltrones tendrá su primera prueba de fuego porque el priísmo enfrentará en esos 12 estados los costos políticos de una economía decreciente, con un pronóstico cada vez más bajo para este año que ya toca el 1.7% y un panorama poco alentador para 2016. Si a eso sumamos un dólar imparable que ayer llegaba a los 16 pesos con 77 centavos y un presupuesto base cero y recortado para el próximo año, las condiciones no pintan favorables para el partido en el gobierno. Encima habrá que ver si Manlio Fabio —registrado ayer como virtual líder priísta—, es capaz de abanderar la exigencia de un “cambio generacional” como el que esgrimen PAN y PRD.

Para el panista Ricardo Anaya su triunfo arrollador en la elección interna no será suficiente; tiene que demostrar capacidad operativa y electoral, además de resolver el mayor problema de Acción Nacional: la fracturada unidad interna. De paso, Anaya requerirá algo más que declaraciones —“No voy a dejarme influir por Madero”— para demostrar que es capaz de deshacerse de lastres y negativos de su jefe y ex dirigente, ni dejarse tripular por otras fuerzas como el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, o grupos de ultraderecha como El Yunque.

En pocas palabras, el joven Anaya debe acreditar en los hechos su independencia y eficiencia política.

En el PRD, pendiente aún de definir su dirigencia, Armando Ríos Piter se perfila opción para romper el control de Los Chuchos y darle una última oportunidad de cambio a un perredismo que enfrenta un momento de extrema gravedad en su historia. Si el senador, que cuenta con el apoyo de la mayoría de las corrientes no es capaz de proponer un cambio de fondo, casi una reinvención, el perredismo ya puede despedirse de su protagonismo en la izquierda.

En la aduana 2016 otros factores incidirán en los resultados de las 12 entidades que suman casi 27 millones de votantes y representan 31.9% del padrón nacional. Uno de ellos es la posibilidad de alianzas entre el PAN y el PRD en varios estados, anunciada por sus dirigencias. Hay estados donde la suma de panistas y perredistas podría superar al PRI, aunque en otros casos esa misma fórmula estará a prueba, pues los gobernadores salientes (Sinaloa, Puebla y Oaxaca) llegaron al poder por esa alianza.

Las candidaturas independientes serán otro factor en aquellos estados donde se postulen y logren una presencia importante; y un factor más a considerar en los comicios de 2016 es Morena y Andrés Manuel López Obrador, sobre todo en Puebla y Oaxaca, donde podría jugar un papel importante y hacer de fiel de la balanza. Así que, antes de jugar al futurismo presidencial de 2018, primero veremos de qué están hechos los partidos y sus flamantes dirigentes en 2016.

NOTAS INDISCRETAS… Dos casos donde la imagen busca crear un efecto determinado. El primero la videoconferencia de Elba Esther Gordillo en la que exige el beneficio de la prisión domiciliaria y niega ser residente de Estados Unidos. A la maestra se le ve fuerte, aun con sus padecimientos de salud y esa imagen de fortaleza —aunque con el cabello largo y lejos del derroche que le caracterizaba—, explica por qué sus abogados optaron por argumentar la edad y no la salud en su petición de preliberación. El otro caso donde la imagen quiere ser el mensaje son las fotos tomadas al presidente Enrique Peña Nieto y su esposa en una boda el sábado pasado. En correos titulados como “Información Oportuna: acallan rumores”, tres fotografías enviadas a medios y columnistas muestran a la pareja presidencial abrazada y sonriente en un baile romántico, con lo que claramente intentan alejar rumores y versiones de distanciamiento, separación y hasta de divorcio. Bien dicen que una imagen habla más que mil palabras. Aunque a veces esa imagen sea sembrada…Los dados mandan Escalera. Buen tiro.

sgarciasoto@hotmail.com

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