Fueron años de reveses, de humillaciones, pero lograron el retorno, con más poder que nunca. Se trata de un equipo compacto de abogados-políticos cuya influencia se consagró esta semana con el arribo de uno de los suyos a la Procuraduría General de la República.

Este bloque acumula posiciones en la Corte y en los juzgados clave, incluso en la nueva generación de magistrados electorales. Opera la aprobación de leyes en el Congreso, impone decisiones en el gabinete; disputa tajadas de los mandos policiacos federales. Dispone de una amplísima red de lealtades en toda la administración. Y no menos importante, cuenta con una sólida alianza con la principal televisora mexicana.

Los rostros más visibles de esta singular Liga de la Justicia son el ministro Eduardo Medina Mora —uno de los hombres más cercanos al presidente Peña Nieto— y su otrora asistente, Humberto Castillejos, hoy poderoso consejero jurídico en Los Pinos.

Integrantes de segunda línea en el equipo lo son dos primos directos de Castillejos Cervantes: Alfredo Castillo Cervantes —el delirante apagafuegos del gobierno—; el nuevo procurador, Raúl Cervantes Andrade; el ex jefe de la agencia investigadora de PGR, Tomás Zerón; el procurador mexiquense, Alejandro Gómez Sánchez. Incluso la nueva titular de la Función Pública, Arely Gómez, cobró realce político por la mano de Medina Mora, quien en 2006 le asignó la fiscalía electoral. Comparte también con él su cercanísima relación con Televisa.

La consumación del poder de este clan ha marginado y quizá acabe por extinguir la influencia que conserva en el sistema policial mexicano Genaro García Luna, quien como secretario de Seguridad Pública y hombre más poderoso en el gabinete de Felipe Calderón (2006-2012), rivalizó y acabó echando de la PGR a Medina Mora, en 2009. Otro agraviado por García Luna fue Roberto Campa, actual subsecretario de Derechos Humanos en Gobernación, defenestrado del Sistema Nacional de Seguridad Pública en 2008.

Esta historia acepta varios cortes, pero acaso el más relevante sea el asesinato, en julio de 2008, del abogado Marcos Castillejos Escobar, un acreditado litigante y servidor público. Su hijo Humberto y su sobrino Alfredo rebasaban apenas los 20 años de edad pero, privilegios de la amistad, ya eran asesores en la PGR, primero con Rafael Macedo de la Concha y después con Medina Mora, quien a partir de aquella tragedia ejerció como sombra tutelar del joven Humberto.

Una figura perturbadora en esta historia es Luis Cárdenas Palomino, estrecho colaborador de García Luna y casado entonces con una hija del abogado victimado; por tanto, era cuñado del actual consejero jurídico presidencial. Cárdenas enreda las indagatorias sobre el atentado, y poco después se divorcia.

Los caminos de Cárdenas Palomino y de Castillejos Cervantes ya se habían cruzado en otra historia criminal: la muerte, en diciembre de 2004, de Enrique Salinas de Gortari —hermano del ex presidente—, en Huixquilucan. El entonces procurador mexiquense, Alfonso Navarrete —actual secretario del Trabajo—, documentó que la víctima había sido secuestrada y torturada para extorsionarla, con la probable participación de agentes de la entonces AFI, a cargo de Cárdenas Palomino, entonces bajo las órdenes del procurador Macedo de la Concha. Entre los citados para declarar se contó al ahora influyente funcionario de Los Pinos.

Humberto Castillejos (Ciudad de México, 1976) siguió laborando en la PGR hasta 2008. Luego su currículum oficial lo describe como consultor; fundó con sus hermanas el despacho “CLG Abogados”. Pero su primo Alfredo Castillo lo atrajo hacia el Estado de México, donde ya emergía, irresistible, la estrella de Enrique Peña Nieto. Los caprichos de la política lo hacen diputado local en 2012, pero inmediatamente pide licencia para sumarse al equipo del candidato presidencial.

En diciembre de 2012 llega a Los Pinos, y reinventa el cargo de consejero jurídico, que tenía un perfil de trabajo discreto, interno, para desplegarlo como una operación ubicua en todos los ámbitos y una personalísima cuota de poder. Y tras la salida de Aurelio Nuño, incluso con rasgos de jefe de gabinete.

Eso es lo que, de acuerdo con fuentes de Los Pinos, le permitió la noche del pasado martes supervisar personalmente el comunicado de prensa —otro primo suyo, César Castillejos Rangel, es su operador en este campo— que despedía amablemente de la PGR a una rival, Arely Gómez, y saludaba la llegada del primo leal, Raúl Cervantes como el hombre que diseñará “el mejor modelo de Fiscalía General”. El codiciado puesto transexenal cuyo titular durará nueve años y será el responsable de revisar lo bueno y lo malo, legalmente hablando, de lo hecho en la presente administración.

APUNTES: Ricardo Anaya, el controvertido presidente del PAN, podría enfrentar un revés letal en lo que quizá sea la última resolución de salientes magistrados del tribunal federal electoral, que cierran funciones el próximo jueves. Antes, votarán una resolución según la cual la ola de spots televisivos y radicales que protagoniza Anaya son contrarios al espíritu de la ley, por lo que debe suspenderlos. El proyectil, desde luego, alcanzará también a Andrés Manuel López Obrador, dirigente de Morena.

rockroberto@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses