¿Por qué Delfina Gómez invitó a Elba Esther Gordillo Morales a su fiesta? Por afinidad, respondió el yerno de la maestra, Fernando González Sánchez, en entrevista para EL UNIVERSAL (16/05/17).

¡Ajá!, dijimos los demás. Afinidad es un término que se define como coincidencia de gustos y opiniones. Siendo la profesora Gordillo símbolo superlativo de la corrupción mexicana, cabe preguntarse por qué alguien que anda tras el voto popular se exhibe como afín a un personaje que por estos días dispara cargas tan negativas.

Si algún otro candidato hubiera aparecido de la mano del gordillismo la sorpresa habría sido menor. ¿A cambio de qué temeridad hizo reverencia doña Delfina a la ex líder del magisterio?

Pues lo sabremos este próximo domingo. Si el finísimo aparato electoral de los maestros de la sección 36 —una de las más poderosas del país— ayuda al triunfo de Morena, doña Delfina podrá parafrasear a Enrique IV y decir que Toluca bien valió la misa.

Tan enredada es esta trama que el presidente del Movimiento Regeneración, Andrés Manuel López Obrador, tuvo que discursear con tono religioso para justificar tan extraña sociedad:

“Es necesario que la maestra Elba Esther informe sobre su participación en el fraude electoral de 2006 para imponer a Felipe Calderón”, antes de recibir el perdón sacerdotal.

¡Curiosa costumbre del tabasqueño que ofrece la absolución de los pecados a quienes, mereciéndolo o no, están dispuestos a presentarse contritos y genuflexos ante él!

Mientras esta condición se cumple, Morena aprovechará la operación mapache que mucho daño ha hecho al país, y también al sistema educativo. Nada ha producido históricamente tanto fraude en los comicios mexicanos como la participación de los maestros en la plomería electoral.

Tema todavía más interesante es la razón que llevó a la profesora Gordillo a involucrarse en ésta, su última alianza. Estando tras las rejas por motivos más políticos que jurídicos resulta arriesgado jalarle los bigotes al león. Como patada al vientre le habrá caído a quien gobierna desde Los Pinos que su reclusa favorita lo haya desafiado en público.

Quien conozca la biografía de la maestra sabe que se trata de una mujer que nunca se cansa de reencarnar. Y ella se está preparando para su próxima vida.

La anima que, uno a uno, los cargos penales fabricados en su contra han venido cayendo. Quien fraguó para ella el expediente jurídico con el que se le persigue fue su cómplice y no su enemigo. El único delito que la maestra cometió está ausente de la acusación. Ella desvió recursos del SNTE por más de dos mil millones para comprarse ropa y propiedades. Eso se llama robo, simple y llanamente, pero la mujer fue acusada de otras cosas peores que, por exageradas, no están procediendo ante los jueces.

Se le culpó primero de delincuencia organizada, como si se tratara de El Chapo Guzmán o alguno de los hermanos Beltrán Leyva. De todas, ésta es la imputación más débil y se trata de la única que queda viva.

También se presentaron cargos contra ella por evasión fiscal y lavado de dinero. Ambas fueron ya desechadas. Si los abogados de la profesora son medianamente buenos, Elba Esther Gordillo estará libre en breve.

Luego, como dice el refrán: golpe que no mata fortalece. Delfina Gómez Álvarez quiere ser testigo de la verdad que esconde este refrán de la sabiduría popular.

ZOOM: una pregunta obvia es si Juan Díaz de la Torre va a devolver a la profesora el carro que conduce —el SNTE— o entrará en disputa feroz con su antigua jefa. Esta respuesta la tendrá en sus manos el próximo Presidente de la República.

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