#LaVozDeLosExpertos

Tienes hambre, tomas tu teléfono y entras a lo que ya puede ser una carpeta en tu pantalla principal, o secundaria, que tal vez decidiste llamar “delivery”, “alimentos”, “comida” o “feed me”. Al abrir la carpeta te encuentras con SinDelantal.mx (comprada por JustEat, compañía danesa), UberEats (el brazo de entregas de alimento de la conocida empresa Uber) y Rappi (compañía Colombiana que utiliza un bigote como “Lyft” como recuerdo del “tendero” (el de la tiendita). Cada una de estas busca satisfacer tu necesidad de alimentos o productos de manera simple.

El señor de la tiendita (con o sin bigote) ya no recibe visitas pero ve pasar gente con uniformes de empresas que no existían hasta hace cinco años frente a su local.

Las personas que ofrecen sus servicios como repartidores ya no van a las tienditas a comprar las cosas, van a las grandes tiendas de autoservicio, aunque si van a los restaurantes.

Ahora hay que entender las diferencias de los servicios, pero todos terminan realizando entregas a quien no puede/quiere salir (por X o H razón) a buscarlas.

Tenemos el servicio al que pides y la empresa hace el pedido al restaurante por ti y le encamina el problema de la entrega al mismo negocio: es el caso de SinDelantal.mx.

Tenemos la aplicación que aglomera tiendas de autoservicio y restaurantes para aprovechar a terceros que llenen tu carrito de compras y otros que hagan de repartidores: Rappi.

Ahora tenemos al famoso servicio de transporte Uber, que ha logrado conectar su sistema con los restaurantes para que llegue el pedido directo de la aplicación de UberEats al restaurante y en cuanto la comida está, el restaurante hace el llamado para que pase el repartidor más cercano ya sea en bicicleta, motocicleta o automóvil.

Obviamente cada servicio tiene sus ventajas y contras, todos compiten por los pesos de los mexicanos que estén interesados en recibir su pedido en la casa u oficina.

Cada opción entre el #ruidoblanco de los servicios y opciones tiene que incluir su curva de aprendizaje. Más allá de aprender a utilizar la aplicación, también los servicios tienen que aprender del mercado y ahí es donde viene la parte mágica o trágica de la experiencia.

La experiencia de un amigo cercano me muestra dos cosas claras sobre la forma en la que la competencia por llegar a nuestros estómagos y bolsillos crece. A la hora de pedir a UberEats el sistema le informa que su pedido ya se encuentra en la cocina, minutos más tarde el restaurante informa que ya salió de la cocina y está listo para recolección. De repente, de la nada, no solo pasaron a buscar el pedido, sino que también lo entregaron. Obvio ahí pasó algo extraño.

Entonces preguntó al guardia del inmueble si el había recibido el pedido, pensando en que tal vez habría habido un estado de latencia en la red entre recolección y entrega, y se entera de que este no ha recibido nada.

Al hablar al restaurante se da cuenta de que algunas personas se dan de alta de forma rápida y se “apropian” la comida. Realizan el truco de magia de la desaparición, más que el de la aparición de los alimentos en tu puerta.

Como repartidor de bicicleta en realidad te piden identificación y un certificado de seguridad (el cual no queda muy claro por lo que busqué en Internet sin darme de alta como repartidor, tal vez ahí le digan un poco más al repartidor, pero no a los otros dos involucrados). Esto hace que sea fácil de brincar el sistema y que algún pasado con smartphone se haga de una comida gratis.

Ahí no acaba el asunto, sino que los de Rappi, de alguna forma se enteran de estos momentos donde el truco de magia no funciona por parte de su competencia, y cruzan los datos para saber cuáles son sus clientes, para llegar a conquistar tu corazón con una botella de regalo (en vez del conejo del sombrero) por ser su cliente.

Habrá gato encerrado, será brujería o, tal vez, simplemente sea: ¿magia?

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