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El jueves primero de septiembre, el presidente Enrique Peña Nieto rindió su IV Informe de Gobierno en un formato definitivamente “peculiar”, el cual, en buena medida se explica a partir del bajo nivel de aceptación del presidente.

El día anterior, miércoles 31 de agosto, el primer mandatario de México celebró una reunión privada con Donald Trump, el polémico candidato del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos, quien en muchas ocasiones se ha expresado tan ofensivamente de México como de los mexicanos.

El martes 30 de agosto, el diario estadounidense  The Washington Post  fue el primero en informar sobre la reunión que sostendría el presidente Peña Nieto y Trump.

La Dirección de Comunicación Social de la Presidencia de la República se exhibió sorprendida por la nota del Post y se demoró en confirmar la noticia, señalando, en un ambiguo comunicado, que el presidente Enrique Peña Nieto había extendido invitaciones a los candidatos Donald Trump y Hillary Clinton, pero no habían concretado aún fechas específicas para la celebración de dichas reuniones.

La titubeante voluntad informativa de la Presidencia de la República fue expuesta por Donald Trump, quien a las 21:33 del martes 30 de agosto publicó en su cuenta en Twitter: “I have accepted the invitation of President Enrique Pena Nieto, of Mexico, and look very much forward to meeting him tomorrow”.

Enrique Peña Nieto se vio en la necesidad de confirmar la reunión privada que sostendría con Trump. A las 22:25 y 22:26 horas del martes publicó en su cuenta en Twitter dos mensajes: “Invité a México a los candidatos a la Presidencia de EEUU, para conversar sobre la relación bilateral. Mañana recibo a Donald Trump”. “Creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y, principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén”.

Desde que fue dada a conocer la entrevista que sostendrían Peña Nieto y Trump, a través de las redes sociales, políticos, empresarios, periodistas y líderes de opinión expresaron su indignación y abierto rechazo a la visita del candidato republicano y, particularmente a la celebración de una reunión privada.

Después de la reunión privada que Peña Nieto y Trump celebraron en Los Pinos y de una rueda de prensa, a las 17:51 del miércoles 31 de agosto, el presidente Enrique Peña Nieto publicó en su cuenta en Twitter: “Al inicio de la conversación con Donald Trump dejé claro que México no pagará por el muro”.

Sin embargo, Trump afirma haber insistido en la necesidad de construir un muro  para poner un alto a la inmigración en la frontera. “No discutimos quién va a pagar por el muro. No tocamos ese tema”, matizó. Además el miércoles por la noche, en un acto de campaña en Arizona, el candidato del Partido Republicano afirmó: “México sí pagará por una enorme muralla, un muro hermoso e impenetrable”.

La evidente discrepancia en las versiones en torno al muro sintetiza perfectamente el resultado de la reunión celebrada.

El saldo de la reunión con Trump resultó muy negativo y nada abona a la pobre aprobación ciudadana del primer mandatario.

Peña Nieto fue muy cuestionado por no exigir disculpas públicas a Trump por los ofensivos comentarios que en no pocas ocasiones ha vertido sobre México y los mexicanos. En el ámbito diplomático, el exembajador de México en los Estados Unidos, Miguel Basáñez, quien fue designado en ese cargo por Peña Nieto, lamentó la decisión presidencial de invitar a Donald Trump.

Tan lamentable el grave error diplomático como los errores comunicativos recientes, desde el formato elegido para la presentación del IV Informe de Gobierno como la “estrategia informativa” adoptada para informar a la ciudadanía sobre la inoportuna visita de Trump.

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