Fran me pide no revelar su verdadero nombre, aún teme por su integridad y por la revictimización que, muchas veces sin pretenderlo, hacemos los medios de comunicación con las víctimas.

Fran ingresó al gobierno de Guanajuato en el año 2009, siempre obtuvo calificaciones destacadas en las evaluaciones que hacen a los funcionarios públicos, sin embargo, hace casi cuatro años su desempeño laboral pasó a segundo plano ante la presión de acoso sexual en la Secretaría de Turismo del estado.

Omar Murillo se desempeñó como director general de Desarrollo Turístico hasta el pasado 16 de febrero, cuando la presión de una denuncia penal presentada por Fran lo hizo renunciar al cargo.

La historia comenzó en 2014, primero con leves coqueteos e insinuaciones de Omar a Fran, de la nada se pasaba de un tema laboral a un tema personal, después vinieron mensajes y llamadas telefónicas de franca y abierta naturaleza sexual en la madrugada, sin que Fran hubiese dado pie a ello. Ante la presión de la responsabilidad frente al jefe, del cuidado de su carrera y futuro en la administración pública, ante la confusión que se mezcla con el miedo, Fran optó, como casi todas las víctimas de acoso, por guardar silencio y esperar que el problema se resolviera por sí mismo.

Fran era constantemente llamada a la oficina de Omar, cerraba la puerta y comenzaba el acoso que mezclaba con los pendientes del trabajo; cuando al fin podía retirarse, Omar la tomaba de la cintura e intentaba besarla en la boca.

Un día llegó el no rotundo y la exigencia a Omar de frenar el acoso que entonces pasó del sexual al laboral, Fran fue degradada de facto, Omar dio la orden a la gente que estaba a su cargo para que de un momento a otro dejaran de asistirla, sobrecargando su trabajo, agobiándola para obligarla a renunciar… A menos que cediera a las insinuaciones de Omar.

Fran resistió el acoso e intentó denunciar con el secretario de Turismo, Fernando Olivera, la conducta de su jefe, pero nada funcionó. En octubre del año pasado, Omar comenzó con amenazas directas para obligar a renunciar a Fran.

Quebrada, rompió el silencio con sus seres queridos, que la apoyaron y llevaron el caso ante el Ministerio Público del estado.

Hoy Fran sigue trabajando, Omar no.

Esta es una de las miles de historias de acoso sexual en Guanajuato y en el país, en la mayoría de los casos los acosadores jamás renuncian y terminan por romper a sus víctimas, cobrando el derecho de piso al trabajo.

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