Ayer Culiacán amaneció entre el pánico que dejaron diez muertos en enfrentamientos que contaron, señalan las crónicas, con decenas de hombres armados. Algunos padres optaron por no llevar a sus hijos a la escuela, tienen miedo de una bala perdida, de esas que terminan con la vida del que estaba en mal lugar, en mal momento, en mal sino.

Como el caso de la joven embarazada que murió ayer en Villa de Juárez, Navolato, en medio de la metralla de dos grupos rivales que se disputan el control de las plazas. Fue una de los cuatro, ¿o acaso fueron cinco?, muertos del lugar.

Mientras las ráfagas de los AK 47 azotaban Sinaloa, su gobernador, Quirino Ordaz, prefería disfrutar de la final de la Serie del Caribe, sonriente, como el que no sabe nada o no le importa nada, como el que confía en que su palabra es un decreto para la necia realidad que no entiende de imagen pública, como el que delega toda la bronca a los militares y evade responder sobre el tema cuando se le cuestiona la estrategia. Y además, perdió México frente a Puerto Rico, ¡qué pinche realidad tan necia!

En Culiacán, dicen los reportes en las declaraciones y los testigos (porque no hubo comunicado oficial), murió un marino y cinco presuntos delincuentes, en Navolato la joven embarazada y otros tres muertos, algunos testigos dicen que no todos eran sicarios y hablan de una persona más, ¿diez muertos?, ¿once muertos?

El Twitter del gobierno de Sinaloa sería magnífico para una comedia negra: “Ante la información falsa que circula en redes, informamos que mañana miércoles 8 de febrero de 2017. SI HAY CLASES #PosicionamientoSepyc”.

Y al final, cerraron 148 escuelas.

¿Cuál era la información falsa?, ¿la convocatoria de algunos padres de familia para no llevar a sus hijos a la escuela ante los hechos de violencia?, ¿el video que circuló donde se oía la metralla?, ¿los muertos?, ¿el pánico?

Si tan solo hubiera hablado alguna autoridad a tiempo...

No creo que apostaran a tapar las balaceras echándole la culpa a las redes sociales, ¿o sí?

Obviamente, sería inocente esperar que el gobierno de Sinaloa nos hable sobre las consecuencias que ha tenido la extradición del Chapo para Culiacán, ni pensar que confirmen o desmientan las amenazas de muerte sobre los hijos del capo y sobre el Mayo o que fijen postura frente a la amenaza de Dámaso López por el control de las plazas en el Estado.

Aunque, tal vez, podríamos preguntar, ¿gobernador, como estuvo el beis?

DE COLOFÓN.— “Dante Delgado me quiso vender la franquicia de Movimiento Ciudadano en Sinaloa”, acusó Manuel Clouthier.

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