Combativos, un tanto belicosos, con la voz firme, el discurso flamígero, el enemigo perfectamente trazado. Maniqueos, ellos los buenos. Maniqueos, los otros los malos.

Era 11 de abril, Ricardo Anaya y Agustín Basave presentaban un frente común para el Sistema Nacional Anticorrupción, acusaban al PRI/PVEM de “un peligro inminente: pretenden acotar la reforma en la ley y no lo vamos a permitir”. Aplausos. Vítores. Elecciones, curioso que la alianza coincidiera casi con el arranque de varias campañas.

Abiertamente les cala decirlo, pero en corto comentan senadores de todos los partidos que no había grandes desencuentros en las negociaciones del SNA; viento en popa, podrían aprobarlo antes de que concluyera el periodo, antes del 30 de abril, pero la discusión técnica y jurídica se contaminó con el cochinero comicial.

La verborrea, medio contenida en los medios, se vomitaba en los pasillos del Senado. El escarnio bañaba a cualquier senador, azul o amarillo, que cuestionara el discurso de los buenos y los malos, que se viera negociador, que pensara como un exceso el hecho de presentar una declaración patrimonial hasta el familiar de cuarto grado o intervenir telefónicamente llamadas sin orden judicial ante la mera sospecha de corrupción. En un mundo de sospechosismo, ¡al diablo con las garantías individuales!

Y así llegó el 30 de abril, todos peleados en la necedad, revolcados en su lodo, pariendo de nuevo la generación del fracaso (Ciro Gómez Leiva dixit). Aunque quizá, algunos ni la debían.

El martes cambió la orden, dicen que vino del CEN: allanarse a la propuesta por la que primero patalearon; en algún extraño cálculo político se veía muy bien, ¿para qué tanto brinco estando el suelo tan parejo?

Pero, ¿cuánto costó allanarse?, ¿hacer las paces a cambio de qué? En un juego perverso, políticamente maquiavélico, en tiempos de votos, nada es gratis.

Ya veremos.

DE COLOFÓN. Rafael Duarte fue preso en el Reclusorio Oriente por abuso sexual agravado en contra de tres menores del Montessori Matatena. En total hay seis afectados. Los otros tres aún esperan la atención de la PGJDF. Investigan a la dueña, esposa de Rafael, por cómplice y a las maestras, de menos, por omisión. Ya tendrán tiempo en la cárcel de ver La Caza.

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