Puede leerse que durante 1986, Francisco García Cabeza de Vaca estuvo preso en McAllen por robo de armas, derivado de filtraciones de inteligencia mexicana, se presume un vínculo, nunca probado, entre el candidato panista y miembros de la delincuencia organizada en Tamaulipas.

En parte de la averiguación ministerial PGR/UEIDCCS/012/2009 se incluyen declaraciones del testigo protegido Ángeles, Antonio Peña Argüelles, condenado en 2014 en una corte de San Antonio, Texas, por lavado de dinero. Ángeles era, además, el enlace entre Tomás Yarrington y el narco.

Entre muchos funcionarios más, Ángeles acusa a Baltazar Hinojosa de haber estado presente en reuniones con miembros de la delincuencia organizada. Salvo las declaraciones del condenado, no hay mayor evidencia de estos hechos.

Tamaulipas siempre ha sido una tierra violenta, estratégica para el crimen organizado, su frontera con Texas, su costa en el Golfo, su orografía, sus gobiernos proclives al soborno, aquiescentes al narco, han transformado al estado en la tierra de nadie, donde gobierna el cancerbero más salvaje.

No sé si Baltazar Hinojosa o Francisco García Cabeza de Vaca son narcos o alfiles de los narcos. Francamente, espero que la opción para el territorio con más desaparecidos en el país no quede en manos, otra vez, de la delincuencia organizada, ni de los Zetas, ni del CDG, ni de sus respectivas atomizaciones.

Lo que sí sé es que en una bomba de tiempo que explota muy seguido, como lo es Tamaulipas, no se puede usar la carta del crimen organizado de una manera tan laxa, tan electorera.

Manlio Fabio Beltrones expulsó a tres de sus candidatos municipales por haber sido cooptados o amenazados por el crimen organizado, “preferimos quedarnos sin candidatos que darle un voto a los malos”, dijo.

Creo que el presidente del PRI realmente los expulsó por apoyar abiertamente a la competencia, porque ¿quiénes son los malos en una versión edulcorada de una tierra bañada en sangre?, ¿los gobernadores que pactaron?, ¿los que matan migrantes?, ¿los Zetas?, ¿el CDG?, ¿los municipales?, ¿los panistas?, ¿los priístas?, ¿los empresarios?, ¿quiénes son los malos en una versión maniquea donde la facha del blanco y negro no le queda a nadie?

Definitivamente, los tres son unos traidores electorales, unos volteabanderas, pero ¿narcos?, ¿apoyar al opositor los convierte en mafiosos?... El mismo cuento podría contarse si la historia fuese al revés, al final de cuentas, Yarrington y Hernández son priístas.

De colofón. El Chapo ordenó que se buscara al abogado W. S. para alcanzar un acuerdo de extradición. La defensa habló el domingo con él. Comienza una carrera de tiempo entre hallar un arreglo que lo beneficie o que al final se agote el término del proceso y llegue a Estados Unidos en desventaja legal.

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