Duarte “andaba rete apendejado”. Ya nos lo había advertido Fidel Herrera (cuya osamenta tampoco parece estar segura ni siquiera en el Consulado de Barcelona; la venganza de Miguel Ángel Yunes podría alcanzarlo hasta allá).

Con tan frágil condición de inteligencia obnubilada, el gobernador puerco y/o su piara (manada de cerdos) formaron docenas de empresas ficticias, de condición fantasmagórica, para ordeñar la ubre del estado de Veracruz sin freno.

El pavoroso caso de Javier Duarte tiene varios componentes más, a cuál más peligrosos para el PRI en la elección de 2018, cuyo resultado muchos anticipan negativo. ¿Si el ex gobernador, convertido en pez gordo, es útil preso para mejorar las posibilidades electorales del PRI, pisará la cárcel?

La tragedia de Duarte comenzó cuando el líder tricolor, Enrique Ochoa —por orden de quien manda más arriba­—, puso una sanción “medio” ejemplar: retirarle los derechos políticos partidistas, lo cual es simbólicamente grave, pero penalmente inocuo. El enlodado dio el siguiente paso: solicitar licencia cuando a su administración le quedaban menos de 50 días. ¿Para qué? Para no iniciar un juicio de procedencia y quedar a la intemperie.

Pues al insostenible Duarte ya le quitaron el paraguas… pero no le quitaron la lluvia.

Mientras llueve, truena y relampaguea, el gobierno de Veracruz aún queda en manos del PRI, a través de Flavino Ríos como sustituto, acusado por el electo Miguel Ángel Yunes como sicario incondicional del marrano sacrificado para ocultar todas las cochinadas.

Yunes Linares es como la rabia; blande filoso machete; amenaza cortar cabezas tan pronto asuma el poder fugaz —sólo gobernará dos años—; dice que tiene guardado algo grande que hará retumbar en su centro la tierra.

La amenaza, tan escandalosa como enigmática, deja ver que la mira del neopanista está puesta más allá de la ejecución de su acérrimo enemigo. Aunque Yunes niega detalles, algo deja ver al enderezar furibundo ataque contra el líder nacional del PRI, a quien acusa de enriquecerse y abusar de su paso por la Comisión Federal de Electricidad.

Yunes intenta blindarse con el petate del muerto. Sabe que los 46 días por venir serán un infierno; Duarte, el priísmo peñista y sus viejos enemigos —que no son pocos— tratarán de sepultarlo en toneladas de porquería; tiene denuncias pendientes por desfalco, enriquecimiento ilícito y pederastia; ninguna acusación es firme, pero sí suficiente para darle un “quemón”.

Miguel Ángel come ansias, sin serenidad ni paciencia.

EL MONJE IMITADOR: También los panistas van con la moda; se dan golpes de pureza y retiran derechos partidistas al impresentable ex gobernador Guillermo Padrés de Sonora. Se habían tardado. No necesitaban buscarle mangas al chaleco para comprobar la mala fama de quien sirvió hasta que dejó de hacerlo; gobernador intocable, operador eficiente… y pillo, vergonzante. Así es la vida de caprichosa, a veces negra, a veces rosa…

@JoseCardenas1

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