Tres clasificaciones consecutivas a semifinales y dos títulos mundiales en la categoría para menores de edad, lo dicen todo: el talento es pródigo, falla la forma de encausarlo. La columna anterior del que escribe en EL UNIVERSAL avaló los dichos. Los jóvenes piensan, deciden, ejecutan con la eficiencia y frialdad del mexicano que está a la altura de la exigencia (era más fácil decir que se desempeñaron como alemanes, pero es hora de cambiar los mitos futboleros). Ahora van en semifinales contra Nigeria, de manera que no vale empezar a cuestionar los métodos del rival para registrar actas de nacimiento. Resultaría muy barato.

Por más que pudiera ser cierto, no tiene vigencia para minimizar o exagerar el resultado del próximo jueves para el equipo mexicano. Lo que debe prevalecer en el desglose de los datos hasta ahora, es la sobresaliente, y no tan vigente relación orgánica para cualquier estructura organizacional mexicana entre el líder y sus subordinados. Mario Arteaga, el técnico, no grita, no humilla, no gesticula. Sabe que ya ensayó lo suficiente, por lo tanto, debe ser el menos emocional para decidir lo correcto en el momento preciso. Es decir, mente sobre impulsos a la hora de lo táctico que manda la estrategia.

Ejemplar grupo el de Chile 2015, porque son disciplinados, eficientes y totalmente adaptados a las instrucciones de su técnico, que a todas luces ganó su confianza. Hay veces que ya ganaste sin ganar el primer lugar. Estos ya nos conquistaron por sus modos. Venga lo que venga. Ahí está su fuerza.

Twitter: @Javier_Alarcon_

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses