Que 1984, de Orwell, está siendo, desde la ascensión de Trump, el libro más vendido en Estados Unidos (agotado en Amazon) es algo que no puede pasar desapercibido; esta novela publicada a mediados del 49 y que pretendía señalar con todos los dedos al estalinismo más recalcitrante, hoy es para muchos una especie de manual de supervivencia (oráculo, para otros) del neoliberalismo extremo en las nuevas, y no tan nuevas, políticas estadounidenses. No hay nada más orwelliano que este discurso político que busca llevarnos a una realidad que no existe, esta manipulación del lenguaje para que la realidad sea la que se adapte al discurso; y el discurso de Trump, que es más “literario” que político, apela a una respuesta emocional en su audiencia, la emoción por encima de los hechos.

Este estado orwelliano en el que se está convirtiendo el vecino del norte está empezando a hacer mella en el mundo cultural; la decisión de Trump de eliminar, dicen que de manera temporal, la versión en español de la página de la Casa Blanca, manda un mensaje negativo a 17% de la población de aquel país que habla nuestro idioma, no habrá manera más eficaz de empezar a borrar una cultura que desmotivando el uso de una lengua sobre la que está basada. Pero EU es el segundo país, después del nuestro, con más hispanohablantes en el mundo, para Trump esta realidad no tiene lugar en su discurso y por lo tanto no importa, no existe. También es cierto que no van a mermar el número de hispanohablantes con esa medida, pero, al igual que como pasa con el muro (que tampoco acabará con la inmigración), el mensaje lanzado es claro, existe una violencia, hasta ahora pasiva, contra quienes hablan español en Estados Unidos.

Está represión, tan de 1984, por supuesto no iba quedarse sólo en lo intangible; las políticas de inmigración, a las que la academia de cine con todo su poder mediático ha criticado, están golpeando no solamente al mundo cultural estadounidense, todo Silicon Valley está vuelto de cabeza, la comunidad científica busca vías alternas de comunicación en las redes sociales por temor a no poder difundir información por los canales institucionales; el sistema judicial tampoco la está pasando tan bien cuando las garantías constitucionales de los ciudadanos son violentadas con tanto descaro.

De hecho, estos primeros días, que ya parecen años, de administración del 45° presidente de los Estados Unidos, se les está dando tratamiento de crisis humanitaria: los de Airbnb dan alojamiento gratuito a las víctimas de las políticas de inmigración de la Casa Blanca; Viber ofrece llamadas gratuitas entre Estados Unidos y los países vetados por Trump; medidas que se suelen tomar después de una catástrofe natural o en el transcurso de una guerra. Actitudes totalitarias, paranoia, lavado de cerebro, violación de la privacidad, teorías de conspiración… Qué orwelliano se está poniendo el mundo en lo que llevamos de este 2017.

@Lacevos

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