Es el momento de tomar una decisión contundente. El futbol mexicano no puede permitirse estos ridículos, solamente porque la Concacaf quiere hacer dinero. Más allá de que México no tiene el nivel futbolístico para armar dos Selecciones que compitan en el verano, se deben replantear las cosas y renunciar a jugar una Copa Oro cada dos años. Si no te lo permite la Concacaf, entonces irse de la confederación, pero hacer algo. No permitir que se siga exhibiéndose de esta manera, solamente para generar el dinero que podrían tener, y a raudales, con otros proyectos.

En el estadio de Pasadena estuvo Gianni Infantino, quien —sorprendido— me contestó en privado que era muy extraño que una confederación juegue su torneo cada dos años. Sunil Gulati, presidente de la Federación de Estados Unidos, lo trató muy bien, porque buscan más apoyo a la candidatura para el Mundial 2026. El presidente de la FIFA me dijo que esperaba una final entre México y Estados Unidos, pero le dije que no había que confiar en el equipo de Osorio.

Ojalá Infantino ordene a Victor Montagliani, que en teoría también es la nueva cara del futbol en el área, que no vuelva a suceder esto. Ya no más Copas Oro bianuales. Es insufrible y agotador. La Selección Mexicana ha jugado ocho con equipos alternativos, de las cuales fue eliminada en cinco, motivo más que claro para no volver a aceptar las condiciones de la dizque nueva Concacaf, porque además de lo futbolístico, tampoco fue un éxitro en taquilla, ya que en ninguno de los partidos de México los estadios se llenaron, como sucede hasta en los encuentros moleros. Es decir, ya tampoco es factor que la venta de boletos justifique una Copa Oro cada dos años. También deja un entorno enrarecido ante los aficionados a un año de la Copa del Mundo, porque hoy no hay un fanático del futbol en México que pueda asegurar que Osorio y la Selección Nacional A, B, C, D o la que quieran, tengan una buena actuación en Rusia.

Claro que el entrenador tiene responsabilidad de lo que ha sucedido en esta Copa Oro. Sí es el artífice del fracaso de un grupo que no dio el ancho ante rivales de extrema pobreza.

No fue el gol de Kemar Lawrence el que eliminó a México, fue que nunca encontró confianza en los futbolistas, debido a los absurdos movimientos por esquemas tácticos; a las rotaciones, pues. Salieron fundidos, derrotados, cabizbajos, pero con un discurso muy bien preparado: lo importante será el Mundial. Falacias. Lo importante es el desarrollo del futbol mexicano. Con esto se dio un golpazo a la credibilidad del proyecto de Osorio.

Los organizadores de la Copa Oro también deben estar desolados, porque ¿quién querrá ver a Jamaica en la final?

@gvlo2008
gerardo.velazquez@eluniversalbgwire.com.mx

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