Son tantas las cosas raras que suceden en el balompié mexicano, que ya no sé si llorar, reír o materialmente ponerme a rezar. La violencia en los estadios no es un asunto menor y es de pena ajena ver la ligereza con la que las autoridades (in) competentes lo toman. Me preocupa, porque pienso que estamos a un paso de presenciar una tragedia de lamentables dimensiones.

Ahí tenemos lo ocurrido el pasado sábado al término del encuentro Santos vs. Tigres, en donde los ánimos se calentaron, el agua llegó al río y se armó tremenda bronca en las tribunas del estadio dando por resultado varios lesionados y 22 detenidos.

Lo preocupante es escuchar a los directivos del equipo lagunero y al presidente de la Liga MX afirmar que: “Sabíamos que era un partido de alto riesgo”, “se respetaron los protocolos de seguridad”… ¿Ah, sí?, pues peor tantito; digo, si sabían de antemano que era un juego de alto riesgo y a pesar de todo no funcionó el protocolo de seguridad… ¡Que protocolo tan chafa!, urgiría modificarlo.

Del mismo modo da la impresión de que lo único que le interesa a Santos, es que no le veten el estadio y argumentan que “los visitantes fueron los que empezaron”.

Enrique Bonilla, por su parte, responsabilizó a “una bola de inadaptados” como los iniciadores de la trifulca, al tiempo que “se lavó las manos” y le aventó la pelotita a la H. Comisión Disciplinaria, quienes esperarán ordenes de la cúpula del poder federativo para, por enésima vez, dar un aviso de veto al estadio. ¿Hasta cuándo se van a tomar medidas? ¿Cuándo se van a aplicar los reglamentos? ¿Hasta que muera uno o varios aficionados? ¿Qué van a decir entonces? De lo que pasó en el Mineros vs. Cafetaleros, Jaguares vs. Pumas y Pachuca vs. Chivas… luego hablamos.

Por eso, me voy a tomar la libertad de proponerles que contraten al Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), ahora que han quedado desempleados, para que los asesoren, abran varias líneas de investigación que ayuden a conocer la verdad histórica de los hechos y emitan las recomendaciones pertinentes para que esto no se repita.

Ahora, si lo único que pretenden es darnos atole con el dedo y convencernos de que fue un caso fortuito, que los protocolos de seguridad responden cabalmente a las exigencias y que los aficionados no deben temer, toda vez que está garantizado un ambiente sano y familiar cuando asistan al estadio… que contraten a Virgilio.

ebrizio@hotmail.com

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