Desde que los habitantes de la capital del país son tratados como adultos (en 1997 por primera vez se elige al jefe de gobierno por votación libre), la ciudad ha sido gobernada por la izquierda. Las libertades sociales y las ayudas con recursos públicos a sectores vulnerables han sido las grandes banderas de los gobiernos locales. Esto lleva a una pregunta que los capitalinos tendrán que resolver en breve: ¿debería la Constitución de la Ciudad de México sellar en piedra esos postulados?

Una Constitución es el documento de mayor jerarquía de un territorio, el cual establece limites y facultades a todos los poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Es el concentrado de los derechos y obligaciones de todas las personas; donde se plasman los principios generales con base en los cuales deben crearse las leyes que norman la conducta de los ciudadanos; si una ley contradice dichos criterios, es obligación de los tribunales declararla inválida.

Es debido a estas características que debe tener toda Constitución, que sorprende a algunos tanto la conformación del grupo de notables elegido por el jefe de Gobierno, como la intención de incluir en el documento base próximo a crearse a leyes y acciones de gobierno emblemáticas de la izquierda gobernante.

En una mesa redonda organizada por EL UNIVERSAL, los especialistas Miguel Carbonell, Jorge Islas y Carlos Perez Vázquez consideraron que por como se ha construido el andamiaje para la Constitución de la Ciudad de México, se corre el riesgo de que el producto final sea mas bien un documento sin la solidez técnica requerida, con un cariz ideológico y en la cual los derechos sean confundidos con la perpetuación de los programas sociales vigentes. La inadecuada representatividad de parte de los constituyentes fue otra preocupación de los expertos, que comparte la integrante del grupo de notables Clara Jusidman.

Por el contrario, en el mismo encuentro el artífice de la reforma política, Porfirio Muñoz Ledo, y el consejero jurídico de la capital, Manuel Granados, señalaron que lo conseguido fue lo mejor posible dentro de los márgenes de negociación política en el Congreso Federal. Además, defendieron el cariz de izquierda del grupo de notables que influirán en la conformación de la constitución: no son los portadores de la verdad, dice Muñoz Ledo, pues todos los partidos y toda la sociedad será tomada en cuenta.

La discusión que definirá el carácter de la Ciudad en los próximos años ha comenzado. ¿Dejará la sociedad en manos de los partidos políticos tan importante definición? Este es el momento de los capitalinos para informarse, incidir en los actores que elaborarán el documento guía y votar con conocimiento previo por el Congreso Constituyente que crean debe elaborar el documento que regirá a todos en la Ciudad de México. El cambio de nombre ya ocurrió; ahora viene lo importante.

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