Las impopulares medidas para combatir la contaminación en varias entidades de la zona centro del país están cobrando facturas políticas. Hay cruce de acusaciones, jaloneos, debates entre el gobierno federal, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México y los gobernadores de los estados de México, Puebla, Tlaxcala, Hidalgo y Morelos.

En mucho, esto se debe a que hasta ahora todo lo anunciado ha sido garrote, pero ninguna zanahoria.

Sin embargo, según fuentes de primera fila, la próxima semana llegará la buena nueva inicial para los propietarios de 6 millones de vehículos de estas entidades, que a partir de julio tendrán la obligación de pagar y sufrir la verificación:

Mandatarios locales y autoridades federales de la Semarnat anunciarán la instauración en México de lo que en Estados Unidos se conoce como el car pool, es decir, que podrá circular todos los días cualquier vehículo que lleve a bordo a cuando menos tres adultos.

Adicionalmente, los vehículos con al menos tres adultos estarían recibiendo el privilegio de utilizar de manera gratuita las vialidades rápidas, como los segundos pisos. La idea de las autoridades es incentivar las “rondas” y los raids, como les llamamos los mexicanos.

Pregunté si era buena política darle “pase libre” para circular a un vehículo contaminante por el puro hecho de que lleva a varias personas. Me respondieron que según los estudios científicos, el sacar de circulación a los vehículos de los adultos que van como pasajeros, más que compensa el que un coche contaminante pueda transitar.

Las medidas por anunciarse la próxima semana incluirían también un programa de incentivos fiscales para que los taxistas sustituyan sus unidades por automóviles híbridos. Los detalles se están afinando en la Secretaría de Hacienda. La idea es que la próxima semana serán sustituidos 2 mil taxis. Una medida simbólica (considerando que sólo en la Ciudad de México hay cosa de 120 mil taxis legales… más los piratas) que busca establecer la ruta que quieren seguir las autoridades.

También se iniciará un programa para reforzar la red de monitoreo de contaminantes, con una inversión de 150 millones de pesos, para instalar mejores equipos que permitan predecir el comportamiento del mal aire y con ello se pueda avisar de las contingencias con días de anticipación.

Saltar tres generaciones en los motores de diesel del transporte público (pasarlos de Euro 3 a Euro 6), ampliar la red de distribución de gas natural en hogares e industrias (dos grandes fuentes de contaminación) y muchas otras cosas más forman parte de las medidas.

La meta es que los niveles de contaminación en la megalópolis converjan con los recomendados por la Organización Mundial de la Salud. París, un modelo que tienen en mente las autoridades federales mexicanas, prohíbe la circulación de la mitad de sus vehículos cuando se alcanza el equivalente a 100 puntos Imeca. Pero, claro, es París.

Quizás el punto más áspero que se prevé es la disputa por el financiamiento. ¿Quién pagará todo esto? ¿La Federación o los gobiernos locales? ¿O cómo se lo van a repartir? Ya veremos el balance de popularidad de las zanahorias y los garrotes. Hay un efecto ecológico. Hay también un efecto político.

historiasreportero@gmail.com

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