Entre agosto y septiembre de 2016 se llevaron a cabo los foros de consulta nacionales y estatales para conocer la opinión de los mexicanos, especialmente los maestros, sobre las propuestas de modelo educativo y curricular elaboradas por la Secretaría de Educación Pública (SEP). Aunque la propuesta de la SEP incluye “lengua materna y literatura” en el mapa curricular de la educación básica, los maestros indígenas denunciaron (La Jornada, 23 de septiembre 2016) que el modelo presentado tiene errores conceptuales serios y plantea como requisito que los alumnos dominen primero la expresión oral y escrita del idioma español antes de seguir avanzando en otras materias, lo que coloca a los niños y jóvenes que no hablan español en una situación de desventaja. Y es que la lengua es el primer obstáculo con el que nos enfrentamos cuando trabajamos en la educación de niños y jóvenes. Dado que la enseñanza es en español, hay que tomar en cuenta que, de acuerdo con el Inegi, 7 de cada 100 mexicanos de 3 años y más hablan alguna de las 72 lenguas indígenas que existen en nuestro país, y no hablan español. La pregunta obligada entonces es ¿cómo superar esta situación?

Una de las soluciones (la única mencionada en el modelo educativo presentado por la SEP) es poner a disposición de los alumnos textos escolares escritos en su propia lengua, lo cual me parece muy acertado, ya que considero que los niños deben aprender en su lengua materna, porque es la única o la que mejor manejan. A la fecha, la estrategia cuenta con avances importantes, como la presentación, el mes pasado, de los Cuadernos de ciencias, tecnologías y narrativas de las culturas indígenas y migrantes, que son resultado de un esfuerzo conjunto entre el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET) de la UNAM y la Dirección General de Educación Indígena de la SEP. Los Cuadernos abordan temas científicos como las fases de la Luna y el sistema solar en diversas lenguas indígenas (náhuatl, zapoteco y otras), y pretenden funcionar como material adicional en las escuelas indígenas del país y entre los grupos de migrantes.

El diseño de estos cuadernos fue posible gracias a las investigaciones del Grupo de Cognición y Didáctica de las Ciencias de la UNAM, a cargo de la doctora Leticia Gallegos Cázares, sobre la construcción del pensamiento científico en los niños y docentes indígenas en la Sierra Norte de Puebla. Esto es sumamente importante, pues en campos como el científico es muy complicado entender los fenómenos naturales sin involucrar algún nivel de pensamiento mágico-religioso —pensemos por ejemplo en el tema de la evolución biológica—. Por otro lado, no olvidemos que muchos términos científicos surgen en inglés, y hay que adecuarlos a las otras lenguas. También hay que recordar que se trata de un entorno multicultural, donde las personas tenemos modelos de pensamiento distintos, de manera que para hacer accesibles los contenidos es necesario primero entender cómo piensan y aprenden los jóvenes estudiantes de cualquier origen étnico.

No cabe duda de que estos Cuadernos de ciencias, tecnologías y narrativas de las culturas indígenas y migrantes son un paso en la dirección correcta, sin embargo, es necesario redoblar los esfuerzos para aprender a enseñar ciencia a niños y jóvenes que hablan una lengua distinta al español, en particular los indígenas. Después de todo, como ha señalado la UNESCO, “nuestra obligación es garantizar que los niños, jóvenes y adultos indígenas tengan las mismas posibilidades de acceso a todos los niveles de educación (incluida la educación de adultos) que las que se ofrecen a los demás ciudadanos”.

Directora de la Facultad de Ciencias de la UNAM

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