Aparte de revisar a la baja sus pronósticos de crecimiento del PIB global, de 3.4% estimado en abril a 3.1% hoy, el Fondo Monetario Internacional (FMI) destacó la desaceleración del comercio mundial en su última Perspectiva Económica Global.

Esta desaceleración causa alarma entre los líderes mundiales y cabezas de organismos multilaterales. El comercio libre es la piedra angular del sistema global y su estancamiento es un serio cuestionamiento al sistema global.

Por ser el cimiento de la globalización, aun antes que la inversión extranjera o los flujos de capital, el comercio global tiene una posición casi venerable en la cultura económica que lleva incluso a muchos a equipararlo al bienestar. Esta representación de un flujo económico, por más importante que sea, es exagerada y obedece a un análisis superficial que lo hace ver como panacea del crecimiento mundial.

Por su parte. El FMI ha tenido una sana evolución después de la gran crisis de 2008, en gran medida bajo la presión de no haberla previsto. Su bienvenida transformación inició bajo su anterior director-gerente, Dominique Strauss-Kahn y continúa hasta hoy, bajo Christine Lagarde.

Por eso sus economistas jefes desde 2008 han tenido mayor estatura y rigor analítico y no han sido tímidos para separarse de dogmas y teorías. La presencia de sus dos últimos economistas, Olivier Blanchard y ahora Maurice Obstfeld, da al análisis del Fondo un nuevo realismo. Así, la institución reconoció que en ocasiones es necesario que los gobiernos pongan frenos al movimiento de capitales entre países. Luego, en el rescate de Grecia por la Comisión Europea y el Banco Central Europeo, se separó de su ortodoxia para advertir que dicho rescate sería inviable sin una quita de deuda.

Más recientemente, tres de sus economistas profesionales (Ostry, Loungani y Furceri) advirtieron que los beneficios de las reformas de liberalización económica han sido sobrevendidos.

El FMI hoy hace una aportación más en la revisión de lo que funciona en política económica y lo que no funciona. En su informe muestra que el comercio global crece a 3% anual o menos de la mitad de su crecimiento tradicional.

Resalta que la relación histórica entre el crecimiento del PIB global y el crecimiento del comercio ya cambió. Cuando entre 1985 y 2007 el comercio creció a una tasa más de 2 veces la del crecimiento del PIB, hoy con trabajos crece a la misma tasa, por cierto, menor.

“Las razones de la debilidad del crecimiento del comercio mundial aún no se entienden bien”, aunque señala que hay una desaceleración en las cadenas de valor global o cadenas de proveeduría en el extranjero.

Este es un nuevo balde de agua fría para sectores que tienen fe inquebrantable en la expansión del comercio y quienes insisten en que su freno se debe a la falta de más acuerdos de libre comercio. Pocas cosas más erróneas.

El Fondo en su nuevo estilo de analizar datos exhaustivamente antes de hacer juicios, indica que 3/4 partes de la desaceleración del crecimiento del comercio mundial entre el periodo 2003-07 y 2012-15 fueron causadas por menor actividad económica.

O, en otras palabras, que el comercio resulta del crecimiento del producto y no al revés, con lo que comienza corregir un gran error de visión de muchos en gobiernos y organismos internacionales.

Por lo tanto, superar la debilidad del comercio global requiere políticas que apoyen el crecimiento, especialmente la inversión. Y cuando se apliquen, sólo van a elevar el nivel de comercio indirectamente. Sin embargo, muchos países siguen recortando la inversión, México incluido.

Analista económico

rograo@gmail.com

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses

[Publicidad]