A Dn. Salvador Domínguez Reynoso, in memoriam

Hay un tercer titular en Sedesol. Sin experiencia en lo social. Con antecedentes como operador político. Son motivos suficientes para levantar suspicacias sobre pretensiones de uso electoral y fortalecimiento de prácticas clientelistas.

¿Pero qué mas se puede esperar?

Para empezar que no haya un regreso a las inconsistencias de la Cruzada contra el Hambre. El secretario Meade avanzó a una concepción mucho más integrada. Le llamó Estrategia Nacional de Inclusión Social.

Por desgracia no hay un documento formal de esa estrategia y los primeros pasos se concentraron en cómo “reducir la pobreza” a través de inducir las respuestas para la encuesta del Inegi.

Pero al menos la estrategia se enfoca al conjunto de las carencias y a la necesidad de articular las políticas de lo social más allá de Sedesol. El secretario Meade logró atraer al IMSS para dar cobertura de salud —aprobada desde los 80— para estudiantes. Gestionó ampliar la cobertura de salud a adultos mayores y familias de Prospera a través del Seguro Popular. También acordó con SEP acciones para reducir rezago educativo.

La obsesión con modificar la siguiente medición de pobreza fue exagerada, pero al menos en enfoque tiene mayor consistencia. No debe haber regreso. No tiene sentido pensar en dónde ubicar comedores populares.

El secretario Miranda necesita conocer los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030. Y sería conveniente que escuche al BID, a la Cepal, al Banco Mundial y a la OCDE, sobre la agenda de protección social.

Además debe saber lo siguiente:

Prospera es la columna vertebral de la Estrategia de Inclusión Social. Basta ver el presupuesto de la Secretaría y su articulación real con salud y educación.

La vinculación de beneficiarios de Prospera con opciones de generación de ingreso no está resuelta. Los alcances han sido mínimos. Sin las secretarías del Trabajo, Economía, Agricultura y Hacienda, el cambio quedará truncado.

Además, si no se arreglan los pendientes de las secretarías de Salud y Educación en Prospera, el programa más reconocido a nivel internacional de México, habrá dado un grave paso atrás. Se mantiene en la discriminación a casi 700 mil familias que no reciben becas. Y también a hogares en zonas urbanas que no reciben ni siquiera la atención preventiva en salud de acuerdo con el paquete básico.

La mirada hacia delante sería impulsar el “paquete” de Desarrollo Infantil Temprano (DIT) como parte de Prospera. Así concretaría la instrucción dada por el presidente Peña Nieto hace un mes en el evento del SIPINNA. También urge generar opciones para jóvenes que quedan fuera del sistema educativo, porque las becas no están siendo suficientes.

Hay otras tareas que pueden hacer una gran diferencia:

—Transformar al INAES para que deje de subsidiar el clientelismo y genere instrumentos de inversión de capital de riesgo en empresas sociales.

—Crear el padrón único de beneficiarios como vía única de acceso, obligatoria para recibir apoyos y subsidios.

—Asumir los principios de Gobierno Abierto y abrir la información de los programas en formato de datos abiertos.

Si al menos algunas de estas acciones fueran consideradas, la Sedesol se alejaría de la regresión. Para lograrlo se requiere formar un equipo con probada capacidad técnica y asumir una agenda de avanzada.

Van las tres claves de la agenda: Mejorar ingresos. Garantizar derechos sociales. Construir institucionalidad. Esas son las prioridades. ¿O no?

Un aviso: El 27 y 28 de septiembre estarán en México los autores de los estudios más importantes sobre incrementos del salario mínimo en el mundo. Hay que conocer la evidencia y dejar los mitos. Más información en frentealapobreza.mx

Consultor internacional en programas sociales

@rghermosillo

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