Las decisiones políticas no dependen sólo de los políticos. La presión ciudadana puede influir en ellas. Hacer frente a la pobreza y la desigualdad requiere además de razones, mostrar el “músculo” ciudadano de una manera creativa, oportuna y atinada.

Hay razones y evidencia suficiente para la toma de decisiones. Con estudios oficiales de Coneval y Conapred-CIDE, o de organismos internacionales y de organizaciones de la sociedad civil, los políticos cuentan con datos para tomar otro rumbo frente a la pobreza y la desigualdad.

Lo que falta es exigencia ciudadana y este es un momento oportuno. El desinterés y el escepticismo son la mejor coartada para que se mantengan políticas que no funcionan. El anuncio del presupuesto “base cero” para 2016 abre espacio para exigir cambios. Si no se exige, el cambio en el presupuesto puede quedar en una simulación o peor, en recortes que afecten aún más a la mayoría.

Hay que exigir con buen tino. Si la pobreza está determinada por ingreso insuficiente, la responsabilidad principal de su reducción corresponde a los programas de inclusión económica, no a los programas sociales.

El primer paso es exigir cambios de fondo sobre la gran dispersión y poca efectividad de los 140 programas “de apoyo productivo”, de generación de ingresos y de empleabilidad. Ahora que se anuncien las nuevas cifras de pobreza, hay que ponerle la lupa a Economía, Sagarpa, Trabajo y Hacienda, no sólo a Sedesol.

#PresupuestoSinMoches es un lema creativo para una agenda de exigencias de transparencia y para evitar la captura de rentas y el recorte a los programas frente a la pobreza. Por el contrario, se debe asignar más al desarrollo productivo del sector social formado por los pequeños productores, en especial en el campo. Las experiencias de economía social y solidaria requieren mucho más apoyo.

Se sabe que muchos de los programas de Sagarpa generan mayor desigualdad. Deberían entrar a una revisión a fondo. Ponerle lupa al padrón de beneficiarios de programas del campo, que está lleno de grandes terratenientes, entre ellos muchos políticos y ex funcionarios. Muchos de los recursos “para el campo” quedan capturados por élites de intereses económicos y políticos entrelazados. Y además no generan productividad. Si los subsidios se hubieran invertido en riego, tendríamos hoy una economía de alta productividad en zonas que hoy viven en rezago y exclusión.

Enfrentar la corrupción, la dispersión de los programas y la captura de rentas por una élite es una y la misma tarea. Para reducir subsidios que generan desigualdad se deben generar nuevos mecanismos de transparencia, rendición de cuentas y vigilancia ciudadana que garanticen que los recursos no se desvíen y no se acaparen. La multiplicidad de programas es el primer enemigo a vencer.

De eso se trata la agenda #PresupuestoSinMoches. Desde la sociedad civil, generar un conjunto de exigencias de consenso de un conjunto amplio y plural de actores para obligar a que el presupuesto “base cero” establezca garantías de un mejor uso de los recursos que logre mejorar ingreso de quienes menos tienen y por ende reducir pobreza y desigualdad. La rebatinga por la captura de rentas requiere ser confrontada con propuestas creativas, viables y objetivos de beneficio para la mayoría, incluyendo productores y agroindustrias.

El beneficio no sólo es inmediato. También es la mejor manera de lograr crecimiento económico sostenido y de colocar bases mínimas para la seguridad ciudadana y la paz. Vamos a mostrar el músculo ciudadano por un #PresupuestoSinMoches. Para mayor información: www.frentealapobreza.mx

Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo

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