En esta imagen que capturé el 31 de diciembre de 1972, en uno de nuestros viajes a Oaxaca, un solitario perro observa, como nosotros lo hacíamos el fin de año, el atardecer en el esplendoroso Monte Albán.

En esta segunda ocasión me permito insistir en que lo que le está pasando a Oaxaca es gravísimo. La cultura mixteca y zapoteca nos han legado un tesoro en arquitectura, escultura, cerámica, etc. Grandes artistas han nacido en la tierra de Juárez, como Rufino Tamayo, José Vasconcelos, Eduardo Mata, Francisco Toledo y tantos otros más. A nadie parece importarle realmente y nada parece que podamos hacer ante la obstinación de un grupúsculo de “maestros delincuentes”, discípulos de Manuel López O. en las estrategias de los plantones que él inició en 2006, de destruir a toda costa Oaxaca y llevar a la quiebra a nuestros hermanos oaxaqueños que ya están desesperados, perdiendo todo.

Salvador Elizondo escribe Cuaderno de Diario número 33, página 187

Domingo 31.XII.69. OAXACA.— Último día del año. Nos hemos tenido que cambiar al Hotel Principal. El de Jorge Brena, mi amigo, que está mucho mejor que el Marqués del Valle. Vamos a cenar a la Plaza con Brena. Happy New Year y todas esas cosas. Hoy hemos pasado todo el día en Monte Albán. Había un indígena muy interesante. Luz maravillosa al atardecer. Descubrimos “la parte de atrás” de M.A. una cosa extraordinaria. Resulta que todo esto es mejor de lo que pensábamos.

***En la imagen: Atardecer del 31 de diciembre de 1972, en Monte Albán, Oaxaca

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