Cuando vemos el mundo desde una burbuja todo parece más liviano, nos sentimos flotantes en una ilusión, pensamos que nada puede tocarnos mientras nos elevamos por el aire… Hasta que la burbuja se revienta.

Miguel Ángel Mancera fue uno de los mejores procuradores en la historia reciente del DF, con envidiable preparación académica y profesional como abogado penalista, conocía como pocos las entrañas de los crímenes más atroces de la ciudad y además, casi siempre, los resolvía con mayor o menor éxito.

Su eficacia y sencillez le valieron ser un candidato fulminante, con una aceptación abismal del electorado que lo llevó hace tres años a la jefatura de gobierno. Era un hombre querido, apreciado por los capitalinos. Sin embargo, la realidad, la negación de los problemas y la falta de autocrítica aplastaron su credibilidad.

Un secuestro y multihomicidio en la Zona Rosa le dieron una oscura bienvenida a su administración, el caso Heaven develó las redes del crimen organizado en la ciudad de México, posteriores ejecuciones que han no cesado semana tras semana y que van desde asesinatos a quemarropa con la firma de la mafia hasta hallazgos de restos humanos en colonias “seguras”, pasando por el multihomicidio en la Narvarte, hacen ridículo el mantra que se repiten hasta el cansancio en el Palacio de Gobierno: “No hay crimen organizado en el DF, no hay crimen organizado en el DF…” ¿neta?, ¿todo es una mala racha?

El cierre de la Línea 12 no puede aislarse de un contexto que parece ser el instrumento de un parricidio político: Miguel Ángel Mancera lo aprovechó para aniquilar con ella a su otrora mentor Marcelo Ebrard.

El papel de Joel Ortega en el cierre de la línea, rival desde viejos tiempos de Ebrard, pareció para algunos obedecer más a un revanchismo que a una cuestión técnica que aún no queda del todo claro. Al final, miles de usuarios terminaron, y siguen, jodidos.

Las ecobicis, las nuevas líneas del Metrobus (por cierto, saturadas), la regulación de sistemas como Uber y algunos aciertos más en temas de infraestructura y movilidad no son suficientes ante monstruos como la inseguridad, la violencia, los escándalos de corrupción o la negación constante de los problemas.

A Mancera le cobraron caro en la elección pasada, la burbuja donde habita le sigue haciendo pensar que nada tiene que ver el jefe de gobierno con la debacle de un PRD que ya ni siquiera es mayoría en ALDF, quizá por ello, Miguel piensa en lanzarse como independiente en 2018.

Mancera no es el Bronco, ni tampoco es el Miguel Ángel de 2012… pero, si la burbuja se le revienta a tiempo y el jefe de gobierno regresa a la realidad de su ciudad, si nos hace recordar aquel procurador sencillo y eficaz, es probable que se convierta en la bomba esperada para 2018.

¡Suerte, Miguel!

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