En los seis meses que lleva la nueva administración, el presidente Trump parecería que está empeñado en deshacer lo hecho por su predecesor, incluso afirmando que “heredó un desastre”. Sin embargo, no ha habido un desmantelamiento total, en principio, por limitaciones legales, regulatorias, entre otras razones y porque la retórica del inquilino de la Casa Blanca, es así: “ mucho ruido y pocas nueces”.

Es cierto que es tradicional que cuando un presidente llega al poder, busca en sus primeros días de su mandato derogar acuerdos o anular políticas del anterior, ni aun así, ningún otro presidente en la historia reciente ha invertido tanto tiempo, como Trump tratando de destruir programas heredados.

¿Qué pasó con el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, también conocido como TPP (por sus siglas en inglés)? Lo canceló. ¿El pacto climático? Lo abandonó y aprobó el oleoducto Keystone XL que Obama había rechazado. ¿Las regulaciones financieras tras la crisis del 2008? Empecinado en revocarlas.

Y ¿el cuidado de la salud?, atrapado en discusiones políticas por meses, finalmente el pueblo estadounidense salvó el “Affordable Care Act”, también conocido como “Obamacare” y el 28 de julio pasado los republicanos del Senado anunciaron que su intento por revocarlo se había evaporado. El “Trumpcare” fue víctima del poder constituyente, que podríamos entender como el poder de la democracia.

En este grupo, lo suficientemente grande de constituyentes, demostró en repetidas ocasiones su oposición al cambio, lo que hizo muy difícil para miembros de estos grupos en el Congreso, apoyarlo. ¿Sería posible resucitarlo nuevamente? Podría suceder, pero hoy el “Trumpcare” está muerto. Por otra parte, Trump respetó el acuerdo nuclear con Irán, al caso cubano le ha dado muchas vueltas y anunció dar marcha atrás a los acuerdos; no obstante, gran parte de la política hacia este país quedó intacta. Además, por ejemplo, tomará años para que Estados Unidos pueda retirarse del Acuerdo Climático de París, y el próximo presidente podría volver a unirse.

La postura de Obama ha sido muy prudente, en parte porque ya esperaba que muchos de sus grandes “logros legislativos” en su administración aprobados casi exclusivamente por votos demócratas y no por un consenso bipartidista, cuando arribara la mayoría republicana al Congreso, sufrirían reveses.

Solo sobre el “Trumpcare”, Obama sí rompió el silencio, declarando que se trataba de una transferencia masiva de las familias pobres y de clase media a la gente más rica de EU. La pregunta es ¿si el legado del ex presidente estaría aún en mayor riesgo si otro personaje con más oficio político habitara la Casa Blanca? En contrapartida la pregunta es ¿cuántos proyectos de ley constructivos ha propuesto Trump, que apoquen a su predecesor?

Tampoco es que la anterior administración haya hecho todo acertadamente, independientemente de las acusaciones descalificatorias de Trump, ahí está el mal manejo en relación a la guerra civil de Siria, o las caóticas intervenciones de Libia y la desigualdad económica generada en sus años presidenciales.

Lo que resulta incuestionable es el rescate de la economía estadounidense de una profunda recesión; la autorización del comando que aniquiló a Osama bin Laden; y el haber sacado adelante a la industria automotriz.

Empero quizás Obama que abraza hoy más popularidad que cuando era presidente, sea ocasionada más por la impopularidad de Trump, que de acuerdo con las encuestas, lo sitúan en niveles muy bajos, no vistos por ningún presidente de EU en etapas tempranas de su gobierno.

Así tal vez las acciones de Trump en contra del legado de Obama, acaben redundando en beneficio histórico para este, último. Al fin y al cabo, los legados son asunto del juicio de los tiempos.

Sin duda, la elección de Obama rompió grandes barreras al ser el primer presidente afroamericano de Estados Unidos y llegar a ésta con un extraordinario manejo del “social media”, ello lo volvió cercano a la gente, ahora Trump le hace el trabajo.

Directora del Instituto de Desarrollo
Empresarial Anáhuac en la Universidad
Anáhuac, México Norte
Email: idea@anahuac.mx

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