La fórmula del emprendimiento, anteriormente, consistía en conformar un equipo de trabajo, elaborar un plan de negocios, preparar el pitch a los inversionistas, se introducía al mercado un producto o servicio y cuando esto sucedía se trataba de vender lo más posible. Esto acabó dando un resultado poco certero, de acuerdo con una investigación de Shikhar Ghosh de la Harvard Business School, sólo una cuarta parte de las start-ups sobrevivía, bajo este proceso.

Los profesores y también emprendedores seriales Steve Blank de la Universidad de Stanford, Berkeley y Bob Dorf de la Universidad de Columbia, las tres en Estados Unidos, en 2012 a través de su libro The Start-up Owner's Manual: The Step by Step, Guide for Building a Great Company, mostraron al mundo como iniciar un negocio, paso a paso, a través de la metodología de lean start-up; la cual acabó revolucionando el emprendimiento.

Ésta contempla grandes principios: comenzar con un modelo de negocio, salir a buscar retroalimentación fuera de la oficina, ya que la opinión de los clientes es lo único que importa; poner a prueba todo (productos, segmentos, clientes, marketing y ventas, canales de distribución, fijación de precios, etcétera); y, por último, encontrar las fallas y calibrar, antes de gastar tiempo y dinero.

A través de este método creado, desarrollado y perfeccionado por ellos, la forma de iniciar un negocio es menos riesgosa, ya que favorece la experimentación sobre la elaboración de un plan hecho en gabinete; la retroalimentación del posible cliente sobre la intuición; y el diseño iterativo y colaborativo sobre el tradicional.

Si bien esta metodología es relativamente reciente, se ha hecho muy reputada por su efectividad; ésta es la que se privilegia en la incubación de empresas en Silicon Valley y también ha sido empleada por la Fundación Nacional para la Ciencia y los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Los conceptos clave de ésta: “producto mínimamente viable” y “pivoteo”, se han hecho parte del vocabulario en el mundo de las start-ups.

El enfoque lean (esbelto) reduce el alto costo de obtener los primeros clientes (de hecho es frecuente que antes de salir al mercado, los emprendedores hayan conseguido sus primeros pedidos). Asimismo, disminuye el riesgo de financiamientos fallidos, que generalmente recaen en familia y amigos.

Ahora capitales ángeles, mucho menos millonarios que los tradicionales fondos de capital de riesgo, hacen las inversiones en las primeras etapas del emprendimiento. Incluso, en algunos países los expertos de éstos asesoran y acompañan al emprendedor. Asimismo, a través del financiamiento colectivo (Crowdfunding), las start-ups han encontrado una manera exitosa de fondearse y más aún, de obtener retroalimentación sobre su(s) prototipo(s), a través de la sabiduría de las masas (crowdwisdom).

Lean start-up también puede ser para las grandes empresas, usándola para intraemprendimiento, importantísimo cuando la innovación se ha convertido en un factor crítico para los negocios y cuando el desarrollo de clientes está en el corazón de dicho método.

Para garantizar su supervivencia y debido a las constantes amenazas y cambios externos, las empresas deben estar creando nuevos modelos de negocio, incluso disruptivos, ya que actualmente no basta con ajustar los viejos.

De hecho, entre los beneficios de este método están: desarrollar productos y servicios que el mercado quiere; validar en éste los supuestos de sus proyectos de forma ágil, medible y efectiva; obtener los primeros clientes; reducir el riesgo y aumentar la probabilidad del éxito.

Lean start-up llegó para quedarse y está revolucionando la forma de hacer negocios. Este método fortalece, no sustituye, la visión, juicio, entusiasmo y el coraje del emprendedor.

*Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac, México Norte

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