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Para la opinión pública, la situación económica y la de seguridad son a la par los principales problemas del país. Así lo afirma 79% de la población. En lo económico, esta percepción está inmersa en un bombardeo continuo de información contradictoria sobre la economía nacional. Al igual que en otros temas, en éste puede hablarse de dos Méxicos.
En uno, el enclave de modernidad, los resultados son positivos e, incluso, muy buenos. En enero, las ventas de la ANTAD aumentaron 5.8% a tasa real anual, las de automóviles nuevos durante febrero crecieron 13.5% a tasa anual, y las ventas de cadenas de restaurantes, 4.4%.
El otro México, con el cual tiene contacto cuando menos 60% de la población, es la economía informal, la falta de vigencia del Estado de derecho, salarios que se mueven en torno al mínimo, que es 2 mil 291 pesos mensuales, quincenas que no alcanzan, servicios públicos de salud, educación, seguridad, y agua potable de calidad mínima, inexistentes o muy deficientes. También enfrentan pocas oportunidades de empleo. Todo esto explica que, al inicio de este año, se hayan deteriorado las expectativas de prácticamente todos.
Los analistas de la economía redujeron su estimación de crecimiento para 2016 de 2.69 en enero a 2.45 en febrero, y aumentaron la de inflación estimada de 3.10 a 3.34. Las expectativas de los inversionistas se deterioraron, pues en comparación con febrero del año pasado, tanto en comercio (-4.0), construcción (-1.5) y manufacturas (-3.7), menos piensan que ahora es un momento oportuno para invertir. Y, con un mes de rezago, las expectativas de los consumidores también se redujeron (disminuyeron 1.7% anual durante febrero).
En lo financiero, las noticias están dominadas por la caída del precio del petróleo, el endeudamiento de Pemex, los recortes presupuestales, la afectación de los ingresos petroleros de la Hacienda Pública, la disminución de la calificación de diversos papeles de México, agravadas por malas noticias sobre China, y sobre el ritmo de actividad económica esperada en Estados Unidos y Europa. A marzo, el tipo de cambio se ha depreciado 20% respecto al mismo mes del año pasado, y tendrá un efecto sobre la inflación.
El comportamiento del empleo explica mucho de esas dos realidades. En la última Encuesta de Empleo y Ocupación (ENOE del cuarto trimestre de 2015) se lee que durante 2015 el empleo formal aumentó solo en 600 mil 164 plazas, mientras que el informal lo hizo en 1 millón 144 mil, un ritmo muy superior (3.9%). Se agotó el efecto formalizador, producto de los incentivos que ofreció el fisco durante 2014. De hecho, los asegurados permanentes en el seguro social aumentaron solo 598 mil 537.
Por lo anterior, el mensaje oficial resulta demasiado optimista para segmentos mayoritarios de la población, lo que hace que vean muy distantes a sus gobernantes, y que les resten credibilidad.
El asunto de fondo es que, en la realidad, la economía nacional está conformada por la conjunción de esos dos Méxicos. Por eso, las proyecciones más recientes de GEA plantean que este año el PIB aumentará 2.5%, y que el próximo lo hará 3.0%. También que la inflación al consumidor aumentará cada vez más, de 2.1% en 2015 a 3.0% en 2016, y 3.1% el año próximo. De acuerdo con esa fuente, la situación financiera del sector público continuará deteriorándose, pues en 2016 el déficit público será 3.8% del PIB, y la deuda correspondiente alcanzará 51% como porcentaje del PIB. El año pasado, el gasto público aumentó 5.4% en términos reales, pero la inversión pública se contrajo 8.3%.
Esto tiene una doble implicación. Por un lado, la economía formal debe ejercer cautela y considerar lo que está pasando con la economía en su conjunto. Por contra, la economía de las mayorías habrá de seguir buscando incorporarse a la primera.
Economista
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