“Era un día normal, y como muchos otros, quedamos de vernos por la tarde; sin embargo, llegó la hora acordada y nunca contestó mis llamadas ni mis mensajes. Comencé a preocuparme, entonces hablé con su mamá y tampoco sabía nada de ella. Días después, supimos lo peor: había sido asesinada”. Esto es lo que Gerardo Hernández, de Ciudad Juárez, me contó sobre su novia, a quien privaron de la vida hace unos años.

Existen miles de historias como la de Gerardo y su novia; mamás, papás, hijos, hermanos, primos, familias enteras, son separadas y destruidas por culpa de la violencia, la cual pareciera no tener solución a pesar de los esfuerzos realizados por autoridades locales y federales en todo el país.

Las noticias sobre hechos violentos no han estado ausentes, infortunadamente. Pero en las últimas semanas nos hemos enterado de la situación que se vive en la Ciudad de México, Guerrero, Veracruz y el Estado de México, donde los asesinatos, asaltos y robos han repuntado.

De acuerdo al último estudio realizado por el INEGI para medir la percepción de seguridad a nivel nacional, más del 70 por ciento de los mexicanos considera que el lugar en el que vive es inseguro. Sin embargo, no hace falta realizar estudios para saber que la gente no se siente segura, se ve en sus calles que se vacían al entrar la noche, en las casas con rejas, en los personas que andan con miedo en el transporte público.

Estoy convencida de que es totalmente posible reducir la inseguridad, pero para lograrlo, es necesario que la ciudadanía, las autoridades y los políticos, trabajemos en conjunto por el bien de todos.

Cuando asumí la gubernatura de Yucatán, me propuse como reto hacer de mi estado la entidad más segura de todo el país, meta que se alcanzó trabajando en cuatro elementos fundamentales: capital social, capital humano, un nuevo sistema de justicia y la valoración social de la seguridad pública.

En el primer elemento, trabajamos para desarrollar redes de confianza entre los ciudadanos con la premisa de que entre todos podíamos cuidarnos, además de autoridades cercanas que siempre atendieran las emergencias y el apoyo al deporte y la cultura; en el segundo, hicimos una inversión de más de 800 millones de pesos para mejorar el equipamiento, capacitar a nuestras fuerzas policiales, y darles un salario digno para que ellos mismos se sintieran seguros; con el tercero, integramos el nuevo Sistema de Justicia Penal en Yucatán, que constó de 11 reformas en materia de seguridad y justicia; finalmente, implementamos políticas de comunicación para difundir la importancia que tiene la seguridad.

Es necesario que todos trabajemos por la seguridad: los ciudadanos denunciando los delitos y cuidándonos mutuamente; los policías comprometiéndose a cuidar a la ciudadanía; las autoridades garantizando la impartición de justicia y dignificando a los policías; y los políticos, promoviendo leyes que castiguen a los delincuentes y protejan a los ciudadanos.

Diputada federal del PRI

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