La Reserva Federal de Estados Unidos anunció el pasado miércoles un aumento en su tasa de interés objetivo, la cual pasó de un rango de 0-0.25% a uno de 0.25-0.5%, es decir, un aumento promedio de un cuarto de punto porcentual. Este aumento es importante porque representa un cambio en la política de tasas de interés de la Reserva Federal, la cual había mantenido la tasa de interés en un rango extremadamente bajo desde 2009.

Cabe recordar que la tasa de interés objetivo había bajado dramáticamente a partir de 2007 desde un nivel ligeramente superior al 5%. La baja en la tasa de interés que se observó en Estados Unidos entre 2007 y 2009 tenía el objetivo de estimular la economía norteamericana (mediante el aumento del consumo y la inversión) ante la desaceleración económica que había comenzado en 2007 y que culminó en 2008-09 con la crisis financiera que afectó a buena parte del mundo desarrollado y que dio lugar a la llamada Gran Recesión en Estados Unidos.

Janet Yellen, la presidenta de la Reserva Federal, anunció que se espera que la tasa de interés aumente paulatinamente en los años porvenir. Estimaciones de la Reserva Federal sugieren que el aumento puede ocurrir a un ritmo cercano a un punto porcentual por año durante los próximos 3 años, por lo que se anticipa que la tasa en 2018 esté ligeramente por encima del 3%. Aunque hay quien ha planteado algunas objeciones, la decisión de la Reserva se justifica porque la economía norteamericana ha regresado ya a las tasas de desempleo que tenía antes de la crisis (alrededor de 5%) y porque se considera que la economía está relativamente estable y creciendo a un ritmo aceptable (poco más de 2%).

En principio, un aumento de la tasa de interés en Estados Unidos podría tener efectos importantes en México. A priori, dicho aumento podría generar volatilidad y turbulencia en los mercados cambiarios y financieros (es decir, en la cotización del peso o en la Bolsa de Valores). Sin embargo, considerando que se trata de una decisión largamente esperada, es muy poco probable que esto ocurra. Es decir, dado que muchos analistas ya anticipaban que esto ocurriría, el ajuste en los mercados ocurrió antes y no después. De hecho, el aumento en las tasas de interés recientemente anunciado no tuvo efectos significativos en los mercados internacionales. En cualquier caso, y previendo cualquier posible contingencia, el Banco de México anunció ayer mismo un aumento en su propia tasa de interés en una magnitud equivalente, es decir, en un cuarto de punto porcentual (de 3% a 3.25%).

Según algunos analistas, esto podría implicar que subieran todas las tasas de interés en México y que ello afectara las decisiones de consumo e inversión en el país. Sin embargo, cabe hacer notar que el impacto en la economía mexicana puede ser muy pequeño por dos razones: primero, porque la tasa de interés en México es más alta que en Estados Unidos, por lo que un aumento de un cuarto de punto porcentual es relativamente más pequeño que en Estados Unidos y, segundo, porque las tasas que cobran los bancos por créditos al consumo o a la inversión son de por sí relativamente altas y no necesariamente dependen de la tasa de interés de corto plazo del Banco de México, sino de otros factores asociados al mercado financiero mexicano.

En síntesis, se anticipa que los efectos del aumento en las tasas de interés en Estados Unidos sean relativamente pequeños para la economía mexicana. A pesar de ello, no podemos dejar de reconocer que es el inicio de una etapa alcista en las tasas de interés internacionales y que con ello se dará fin a la etapa del crédito barato en los mercados internacionales. Habrá que estar preparado para ello.

Economista

@esquivelgerardo

gesquive@colmex.mx

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