Es momento de reflexionar sobre algo próximo e importante: la Constitución de la Ciudad de México.

El próximo 5 de junio, habrá elecciones para, de manera muy poco democrática, debemos reconocer, elegir a los 100 asambleístas constituyentes de una nueva Constitución de la Ciudad de México, que requiere leyes propias.

¿Por qué es una elección con déficit en democracia?

Porque el 40% de los asambleístas lo decidirán los partidos políticos directamente y el 60% el voto ciudadano indirectamente, como plurinominales.

Esta primer Constitución entrará en vigencia el 5 de febrero de 2017.

Cuando se habla de una Constitución, la mayor parte de la gente piensa en normas complicadas, elevadas, que no siempre se comprenden y, para rematar, aburridas. Pero, precisamente por ello, quiero insistir en que tenemos que luchar todos por hacer de esta primera Constitución un verdadero pacto social que refleje los problemas reales de una de las metrópolis más grandes y modernas del mundo.

Una Constitución que refleje las verdaderas causas ciudadanas, no solamente los enunciados políticos e ideológicos de los partidos y de los legalistas.

Todos debemos pronunciarnos. Yo me pronuncio por un marco legal humanista.

En educación, sin duda, tenemos que impulsar las matemáticas y la lectoescritura, pero una forma avanzada de ver la educación es impulsar en la Constitución local la educación artística; impulsar la cultura; impulsar el derecho que debe tener cada niña, niño o joven a que se le presenten opciones para que elija después qué quiere hacer en materia cultural: música, pintura, teatro, poesía, artesanía, ajedrez, etcétera.

El valor del desarrollo artístico no tiene precio. Se crean mejores seres humanos casi por arte de magia. La magia de la expresión de los sentimientos a través del arte.

Tenemos que impulsar decididamente el tema de la inclusión, la construcción de una sociedad abierta para todas las personas, independientemente de cómo elijan vivir y de qué región, país, grupo, religión, tradición provengan.

Sin duda, se debe impulsar de manera puntual el tema de la seguridad. Basta de autoridades arrinconadas o cómplices del crimen organizado, que en vez de resguardar a los habitantes, presenten diagnósticos y estadísticas.

No podemos permitir que se omita el tema ambiental. La contingencia ambiental que se dio hace unas semanas, ha sido la mayor en 14 años. Pronto, los índices de contaminación podrán significar la ruina de todo el esfuerzo colectivo por crear mejores condiciones de vida.

La nueva Constitución no sólo debe normar la sociedad, sino inspirar a todos sus habitantes para ser mejores seres humanos, para respetar los bienes comunes y para ser ejemplo del resto del país.

Fuimos Tenochtitlán en el Valle de Anáhuac, fuimos sede del Virreinato, somos capital de México. No podemos dejar de aceptar el reto de ser una ciudad moderna y humanista.

Nuestra nueva Ciudad de México debe ser vanguardia global.

Presidente ejecutivo de Fundación Azteca

@EMoctezumaB

emoctezuma@tvazteca.com.mx

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