Si no fue un acto terrorista, fue un acto de estupidez espectacular. Las autoridades alemanas se inclinan a suponer que la horda de salvajes que entró a la estación central de Colonia para robar y abusar sexualmente a cerca de 400 mujeres, es parte de una nueva versión de terrorismo islámico: lo que podríamos llamar un terrorismo light. Este atentado pone en riesgo toda la política europea de dar abrigo a los refugiados sirios.

El grueso del contingente de más de 500 vándalos estuvo compuesto por árabes y magrebíes, de Marruecos y de Argelia principalmente. Al menos 21 de los arrestados han afirmado ser refugiados sirios. Al momento de ser arrestados, en un acto de cinismo político impactante, le gritaban a las autoridades: “Soy refugiado sirio y protegido de la Señora Merkel; cuidado con hacerme daño”. Esa noche de fin de año, este grupo no fue a echar desmadre y en la euforia se les pasó la mano. Hubo un patrón de conducta seguramente ensayado, en el que primero robaban el celular a las muchachas, después las desnudaban y finalmente abusaban sexualmente de ellas. Al menos 350 mujeres han presentado denuncias en contra de estos individuos.

Escenas similares se presentaron en días posteriores en Hamburgo, en Suecia y en Finlandia. La reacción de organizaciones nacionalistas y antiinmigrantes no se ha hecho esperar: no sólo demandan un castigo ejemplar para los culpables, sino la cancelación definitiva de la política de la canciller Merkel de puertas abiertas a los refugiados.

¿Cuáles pueden ser los motivos para perpetrar un acto de provocación como este? A primeras vistas parecería que este grupo de musulmanes pretende generar aun más animadversión de la que ya existe en su contra. ¿Serán tan idiotas como para ir en contra de sus propios intereses? ¿Desean que los castiguen y los expulsen de territorio europeo? ¿Buscan que grupos xenofóbicos de la derecha los ataquen y tomen la justicia por su propia mano? O lo más lógico y más probable: pretenden que con estas provocaciones se desate de una buena vez el conflicto abierto que esperan detonar entre musulmanes y europeos.

Sería muy aventurado afirmar que el Estado Islámico se encuentre directamente detrás de estas manifestaciones de terrorismo light. A lo mejor lo confirmaremos cuando enjuicien a los vándalos de Colonia. Pero en cualquiera de los casos, la inspiración sí concuerda con el objetivo general de ISIS de iniciar una guerra, una carnicería entre occidentales y musulmanes. Los bombardeos de la fuerza aérea no son el tipo de guerra que desean librar con Occidente. Buscan atraer tropas a la región, según se observa en sus textos y proclamas.

Los asesinos de París y estos violadores y saqueadores de Alemania utilizan distintos métodos, pero buscan los mismos fines. En sus países de origen, lo que le hicieron a las mujeres alemanas les hubiera significado la pena de muerte. En Alemania no sería remoto que muchos de ellos salgan libres. En ese tipo de detalles se nota que ellos nos conocen mejor a nosotros que nosotros a ellos; que nos han estudiado más y entienden más a fondo los puntos débiles y las reacciones de Occidente. Deben estar seguros que entre derechos humanos, democracia y medios de comunicación libres no seremos capaces de mostrar un frente unido, nos pondremos a debatir y mientras lo hacemos seguirán construyendo la confrontación que esperan. Nos tienen bien tomada la medida.

Internacionalista

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