El pasado 10 de diciembre el presidente Obama firmó la nueva ley de educación Cada Estudiante Tiene Éxito (Every Student Succeeds Act, ESSA), que sustituye a la ley promulgada en 2002 por George Bush, Ningún Niño Quede Atrás (No Child Left Behind, NCLB), que a su vez reemplazó a la Ley de Educación de Primaria y Secundaria (Elementary and Secondary Education Act, ESEA) promulgada por Lyndon B. Johnson, en 1965.

La ley ESEA se consideró en su tiempo como una ley de derechos civiles, pues su propósito central fue brindar oportunidades educativas completas a todos los estudiantes del país. Por ello, se ofrecieron subvenciones a los distritos con estudiantes de bajos recursos económicos; financiamientos federales para libros de texto y de biblioteca; apoyos económicos a centros de educación especial y becas para estudiantes universitarios de bajos ingresos. Además, la ley estableció subvenciones federales a las agencias estatales de educación para mejorar la calidad de la educación primaria y secundaria.

Para la administración de Obama, la ley NLCB representó un importante paso educativo, ya que se centró en identificar áreas donde los estudiantes progresaban y dónde necesitan un apoyo adicional, sin importar su raza, nivel socioeconómico o discapacidad. Esta ley puso en práctica acciones que expusieron públicamente las brechas de aprendizaje entre los estudiantes con altos y bajos niveles de marginación; información que estimuló un diálogo nacional sobre la necesidad de mejorar la educación estadounidense a lo largo y ancho del país. Asimismo, el enfoque en la rendición de cuentas se consideró fundamental para avanzar hacia una educación de calidad para todos los niños; sin embargo, también enfrentó desafíos para su aplicación efectiva y para poder lograr su objetivo central.

La ley NCLB sufrió modificaciones en 2007 que hicieron cada vez más inviable su implementación, por lo que en 2012 el gobierno de Obama comenzó a conceder flexibilidad a los estados respecto a la aplicación de ciertos requisitos de esta ley, a cambio de que diseñaran planes de desarrollo ambiciosos destinados a cerrar las brechas en el aprendizaje de los estudiantes, avanzar hacia la equidad educativa, mejorar la calidad de la enseñanza e incrementar los resultados de logro académico de todos los estudiantes.

Hay que decir que, desde 2010, muchos padres de familia, educadores y funcionarios del gobierno de Obama reconocían que se requería de una nueva ley de educación que atendiera los problemas que no se habían podido resolver con la ley NCLB. Por ello, la ESSA plantea que para asegurar el buen funcionamiento de las escuelas y el éxito de los alumnos en sus estudios se deben fomentar, entre otras, las siguientes líneas de acción: 1) avanzar hacia la equidad, protegiendo a los estudiantes más vulnerables y con mayores necesidades, 2) requerir que a todos los estudiantes se les enseñe con altos estándares académicos y que los preparen para tener éxito en sus estudios universitarios, 3) establecer objetivos de rendimiento basados en múltiples medidas y no sólo en pruebas de logro, 4) asegurar que se proporcione información vital a educadores, familias, estudiantes y comunidades relacionada con las evaluaciones estatales anuales, que miden el progreso de los estudiantes hacia altos estándares de desempeño, 5) apoyar e incrementar innovaciones locales, incluyendo intervenciones desarrolladas por los líderes de las comunidades educativas, 6) ampliar inversiones para aumentar el acceso a la educación preescolar de alta calidad, 7) proporcionar apoyos especiales para mejorar las competencias de los profesores sobre el aprendizaje y evaluación de los alumnos, 8) implementar programas para evaluar y premiar a educadores eficaces de escuelas vulnerables, 9) mantener la rendición de cuentas y realizar acciones para mejorar las escuelas donde, por periodos prolongados, los estudiantes no progresen y no concluyan sus estudios (5% de las escuelas con resultados de aprendizaje bajos y escuelas con altos índices de deserción escolar) y 10) implementar programas para apoyar a las comunidades más vulnerables.

La ley ESSA también propone un giro importante con relación a la evaluación de los docentes. Algunos especialistas piensan que la era del involucramiento federal en la certificación y evaluación de los docentes está llegando a su fin, ya que la nueva ley no requiere que los estados establezcan sistemas para evaluar a los maestros que se basen en los resultados de aprendizaje de sus estudiantes, como lo hacía con toda contundencia la ley NCLB; tema que se abordará en un segundo artículo sobre la ley ESSA.

Consejero del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación

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