Cuando el gobierno federal incrementó a inicios de este año el precio de las gasolinas y el diesel, como resultado, afirmó, de terminar de eliminar el subsidio de la Federación a los combustibles, se dijo que como tal no habría ingresos adicionales por este aumento, debido a los menores precios del crudo y la disminución de las ventas de Pemex.

Sin embargo, hoy esta casa editorial consigna que, en comparación con las ganancias correspondientes a los primeros cinco meses de 2016, en el mismo periodo de este año se registra un alza de 50.5% en los ingresos de la Empresa Productiva del Estado.

Concretamente, a causa de los mayores precios de gasolinas y diesel, los mexicanos que visitaron estaciones de servicio entre el 1 de enero y 31 de mayo de este año pagaron 84 mil 259 millones de pesos más que en los primeros cinco meses de 2016, aunque, dato importantísimo, consumieron menos litros. Lo anterior según datos de Pemex.

Si en los primeros cinco meses del año pasado —antes del gasolinazo que tanta molestia social causó—, Pemex reportó ingresos del orden de 123 mil 405 millones de pesos, de enero a mayo de este año los ingresos por la venta de gasolinas Magna y Premium cerraron en 175 mil 54 millones de pesos, como resultado de precios máximos que superaron los 16 y los 18 pesos por litro, respectivamente.

Como se dijo antes, el aumento de 51 mil 649 millones de pesos en los ingresos de Pemex por la venta de gasolinas tiene que ver más con el factor precio que con el volumen de ventas, dado que la demanda se redujo 3.4% en ese periodo. Ello significa que los usuarios de vehículos automotores dejaron de consumir cerca de 28 mil barriles diarios de gasolinas o su equivalente en litros, es decir, 4.4 millones diarios pero, en contraste, cada usuario habría gastado en promedio mil 537 pesos más por la carga de gasolina durante los primeros cinco meses de 2017. Fenómeno similar ocurrió con las ganancias y venta de diesel.

Estos datos parecen dar la razón a quienes veían en el gazolinazo más una estrategia del gobierno para incrementar sus ingresos en tiempos de austeridad obligada, que una medida necesaria dado el difícil contexto nacional e internacional para la industria petrolera.

Ante ello, ahora el gobierno y Pemex deben explicar qué se hará con estos recursos adicionales. La mejor manera de aprovecharlos sería invirtiendo en la depuración de la corrupción y modernización de la empresa en todos los niveles, para hacerla realmente competitiva y rentable en el nuevo esquema de libre competencia. Pero no sólo por ‘rentabilidad’, que ya vimos es fácil de lograr. Para Petróleos Mexicanos erradicar la corrupción es una cuestión casi de supervivencia. En este sentido, acabar con los aviadores en el sindicato y con la ordeña ilegal de combustible deberían ser las prioridades.

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