Alfredo del Mazo Maza es candidato a gobernador del Estado de México y va a ganar por razones muy concretas.

Los militantes del PRI en esa entidad se cuentan por millones y se tiene registro detallado de prácticamente todos; no sólo se trata de la estructura partidista más grande en la entidad y la más robusta del país, sino de la mejor organizada y, todavía más relevante, la que se mantiene unida por una mística que va mucho más allá de significar orgullo de pertenencia: se trata de un espíritu de cuerpo que le permite unidad de propósito y de acción, y que ahora, ante la realidad de competencia efectiva de fuerzas adversarias que insisten en mostrarse enemigas, encuentra una razón adicional para solidificarse más y movilizarse en armonía impulsada por la emoción de ganar y el objetivo común de la victoria. Imbuido de entusiasmo, convencido de protagonizar su hazaña, cargado de emoción, el priísmo se mantiene ganador.

Detrás de esa emoción, abundan las razones para el orgullo y los argumentos con los que cada militante, convertido en activista, comunique e inquiete, cuestione y convenza, transmita y comprometa a cuando menos uno de sus conocidos, de que Alfredo del Mazo no sólo ofrece más, sino mejores condiciones de vida para los mexiquenses.

Quién, si no una persona pública, cuya vida es ampliamente conocida y reconocida, cuyo origen y por tanto oriundez no están en duda, puede garantizar mayor transparencia en sus acciones y conocimiento de la compleja realidad de la entidad. Quién otro, que un hombre con experiencia y juventud, puede garantizar que no nada más sigan operando múltiples programas sociales de gobierno, sino que mejore la calidad de los mismos y se amplíe su cobertura. Quién más que un profesional de la política y un servidor público de probada vocación, está consciente de que enfrentar los problemas de seguridad pública le exigirá poner su propia vida en juego y está dispuesto a hacerlo. Quién mejor que un padre de una familia bien integrada, para ser sensible a las necesidades de las mujeres, de los niños y de los padres trabajadores; nadie mejor que un hombre con criterio y visión del siglo XXI como él, para entender la urgencia de garantizar una vida sin violencia para las mujeres, contribuir a generar mejores condiciones laborales y de vida para que ellas puedan realizarse y ser felices, al tiempo de concretar todos los beneficios posibles que derivan de la reforma educativa para millones de niños en el estado. Nadie mejor que un profesional para gobernar la entidad más compleja.

Una visión razonable, que siendo crítica sea constructiva, y que siendo objetiva no se ciegue ante la realidad de la vida de las personas en el estado, nada más se puede adquirir con la experiencia que brinda el ejercicio de altas responsabilidades de gobierno; así es posible calibrar los logros alcanzados en los años recientes y que son muy relevantes, sin dejar de reconocer los grandes problemas y lamentables rezagos que persisten, y así, con una visión integral del fenómeno, construir alternativas de solución y proponer a los mexiquenses nuevas metas en un escenario que siendo realista, sea ambicioso; siendo grande y extendido a todos los aspectos de la vida social, sea medible y evaluable; una propuesta que siendo esencialmente priísta, sea incluyente y atractiva para todos.

Alfredo del Mazo, como se advierte, representa la transformación dentro de la continuidad, es la oportunidad de generar una revolución dentro de la evolución que ha vivido la entidad. Es el único candidato que puede ofrecer más beneficios y mejores resultados para los mexiquenses.

Coordinador de los diputados del PRI.
@ CCQ_PRI

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