Se acabó el ruido de los spots y la guerra de lodo que nos atosigaron durante tantos días, pero no regresamos a la calma chicha sino a la estridencia y el encono de agitadores disfrazados de luchadores sociales que se proponen instaurar La dictadura del profesorado.

¿Tenemos que acostumbrarnos a coexistir con esas lacras? ¿No conocen en los gobiernos, lo mismo estatales que el federal, la diferencia entre prudencia y sometimiento?

Ante la insolencia de los integrantes de la CNTE, que incluye un pliego con demandas demenciales —como la de que los 43 muchachos de la normal de Ayotzinapa aparezcan vivos—, la respuesta ha sido poner la otra mejilla.

El gobierno federal tiene instrumentos para contener a quienes violentan el Estado de derecho, pero hasta ahora no ha querido usarlos: no solo están los equipos preparados para la contención de multitudes, están también sanciones administrativas que corresponden a la Secretaría de Educación Pública y que van desde los descuentos por días no trabajados hasta la terminación de la relación laboral a quienes han faltado más de tres días sin justificación. No es todo, existen otros instrumentos más drásticos: la aprehensión de quienes han cometido delitos graves, que están perfectamente identificados.

El martes 2 de junio, integrantes de la sección 22 de de Oaxaca, desalojaron a los soldados que resguardaban varias juntas distritales y ante las provocaciones de la CNTE el gobierno responde con arreglos ocultos conducidas por el subsecretario de Gobernación, Luis Enrique Miranda, que implican la rendición del Estado. ¿Cómo reaccionarán los altos mandos de las fuerzas armadas, ante la simulación de la mayoría de los gobernadores y ante los titubeos en la conducción política que toleran su maltrato?

El gobierno federal sigue hundiéndose en el descrédito. La decisión, anunciada por la Secretaría de Educación Pública, pero ordenada desde Gobernación, de suspender de manera indefinida la evaluación magisterial, aún después de rectificada, exhibe la poquedad de un equipo que prometió un Estado eficaz.

Días de pesimismo, de decadencia de los poderes públicos. ¿Qué país le estamos dejando a nuestros hijos? ¿A nadie le importa que millones de niños se queden sin clases? ¿No valoran los estrategas de Gobernación los riesgos de contaminación en el campo magisterial y en otros? ¿No han entendido que la CNTE es insaciable y que mientras más les den más piden, que están alimentando al monstruo?

Posdata. Vale la pena recuperar lo que el pasado viernes 5 de junio, escribió Catón en el diario Reforma: “[...] Estoy sumamente preocupado. ¿Qué pasa con las gallinas mexicanas? ¿Acaso están enfermas o cansadas? ¿No se les alimenta bien? ¿Atraviesan por un episodio depresivo, o sufren de agotamiento o estrés? No sé, pero lo cierto es que noto una alarmante falta de huevos en el país […] Ahora las autoridades, aun las de más alto nivel, permiten no sólo que los dirigentes caciquiles de la CNTE echen abajo la reforma estructural más importante que había logrado esta administración, la educativa, sino toleran también la toma de aeropuertos, el cierre de carreteras, la ocupación de casetas de peaje y el ataque a oficinas y funcionarios públicos, y doblan las manos ante esos abusos que claramente pueden ser tipificados como delitos graves […] nadie quiere gobernantes blandengues que se asusten y dobleguen ante las amenazas de los sistemáticos violadores de la ley. De esa indebida tolerancia pueden venir males aún mayores que los que estamos viendo. Lo dicho: ¿qué pasa con las gallinas mexicanas? Están faltando huevos...

Presidente de Grupo Consultor Interdisciplinario.
@alfonsozarate

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