2017 no inicia con buenas noticias, amenazas del exterior y mentiras desde dentro agravan la incertidumbre del inicio de cada año. Lo que ya era un rumor abierto y extendido, que habría un enorme gasolinazo, se hizo oficial el pasado 27 de diciembre. A partir del 1º de enero el precio de las gasolinas y del diesel cuestan mucho más: un 20.1% en la Premium, 14.2% en la Magna y 16.5% en el diesel.

Con este golpe se despejaron las dudas y todos entendimos que México ha dejado de ser un país petrolero y que su empresa estatal, Pemex, está en la bancarrota. En unos cuantos años se destruyó ese recurso no renovable y la nueva vocación energética será la importación de gasolinas y la inversión extranjera para extraer crudo. No se trata sólo de un cambio de modelo y de política energética, se trata de uno de los fracasos más contundentes de este gobierno. Al menos, de una de las más grandes mentiras que Peña Nieto le contó al país en muchas ocasiones, por eso es más dura la noticia y por eso el engaño se vuelve el signo de un gran fracaso.

En septiembre de 2015 Peña Nieto anunció el fin de los gasolinazos. En enero de 2016 anunció que bajaría el precio de las gasolinas, lo cual fue simbólico, unos centavos, y duró poco, porque unas semanas después se anunció otra subida de precios. Son incontables las veces que este Presidente dijo que con la reforma energética bajarían los precios de las gasolinas, era una cantaleta, una premisa básica para empujar la reforma. Hoy sabemos, sin sorprendernos, que era una gran mentira. Ahora dice el secretario de Hacienda que a pesar de todo seguimos con “precios competitivos”, porque en otros países es más caro el litro de gasolina. Después de la mentira de Peña, vienen los tecnócratas, que han llevado al país a la situación actual, para justificar lo injustificable.

La etapa de precios liberados nos coloca en un escenario muy diferente. Lo que no dicen es el altísimo impuesto que va a parar a manos del fisco por cada litro, por lo cual no todo se debe a los precios internacionales o a los costos de transporte. México ha empezado de una forma violenta a experimentar la política de liberación de precios, que fue parte de la reforma energética. Sin tener del todo un mercado desarrollado, en donde las reglas y la formalidad cubren la competencia mediante mecanismos de regulación claros y parejos, empezaremos a vivir un escenario de volatilidad de precios. Simplemente se ha anunciado que la Ciudad de México tendrá al menos tres diferentes precios de la gasolina. Ya veo a los fatigados consumidores en la búsqueda del mejor precio, como sucede en Estados Unidos. La premisa podría funcionar si no fuera por el alto costo fiscal que cobrará el gobierno y que será un elemento distorsionador del mercado. El Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) tendrá en 2017 una recaudación de 284 mil millones de pesos (Reforma, 30/XII/2016). Además, los impactos inflacionarios se anuncian con mayor fuerza y el efecto de los incrementos salariales dejó de tener el mínimo margen de ventaja para enfrentar esta pesadísima cuesta de enero. Mientras tanto la clase política se reparte jugosos bonos.

Llegamos a uno de los finales más tristes del ya lejano Pacto por México, cuando la partidocracia pensaba que en una pequeña mesa de cuatro personas cambiarían al país con las reformas necesarias. Hoy sabemos que esas reformas respondieron a poderosos intereses y que las promesas de bienestar, mejores servicios y bienes más baratos, se han esfumado por completo.

El inicio del año se da en un clima de incertidumbre y malestar. El gran fracaso de este gobierno se ha concretado en este gasolinazo, que parece ser la gota que derrama el ánimo social. La violencia sigue su marcha imparable y destruye tejidos sociales; la corrupción cabalga a galope protegida por la impunidad. ¿Cómo explicar que César Duarte no tenga ya una orden de aprensión? ¿Por qué sigue prófugo Javier Duarte? ¿Por qué no se resuelve Ayotzinapa?

La necesidad de un cambio a fondo en este país se hace cada día más urgente; basta de fracasos, mentiras y simulaciones, ese hartazgo es lo que alimenta hoy el enojo social que cierra carreteras y protesta por este gasolinazo…

Investigador del CIESAS.

@AzizNassif

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