Es difícil hablar de lo bueno, cuando lo malo cuenta más. Es aún más difícil pedir unidad ante el vacío e incumplimiento de compromisos que únicamente se hicieron con un fin mediático, porque la unidad sólo se puede dar en torno a un liderazgo, a un proyecto de nación y al trabajo que se hace de la mano de la gente.

Somos uno de los países más ricos en recursos naturales y humanos, somos gente que trabaja más de diez horas al día para sacar adelante a nuestras familias y que vemos cómo las malas decisiones echan por la borda planes y proyectos, porque los ciudadanos no son considerados en la toma de decisiones.

Parece que quienes dirigen el destino del país están empeñados en apretar el cinturón de los que menos tienen, en retroceder, en hacer perder las batallas conquistadas con años de esfuerzo, en provocar una crisis de la que difícilmente podremos salir.

Es inconcebible y frustrante ver que no mejora la calidad de vida de los mexicanos y, por el contrario, en lo que va del sexenio se han alcanzado máximos de inseguridad, de inflación y mínimos de desarrollo económico, empleos y salarios.

Se están sumando factores que lastiman la ya de por sí deteriorada condición de millones de familias mexicanas, que el próximo año deberán sobrevivir con un salario mínimo de 80.04 pesos diarios.

Lejos de brindar certeza a los ciudadanos, la inseguridad crece. A días de que concluya 2016, el Sistema Nacional de Seguridad Pública registró más de 20 mil 800 homicidios dolosos o intencionales, la cifra más alta en los últimos cuatro años.

Lejos de recuperar la confianza, cada vez son más los casos de corrupción sin castigo —ahí está Veracruz, Quintana Roo, Tamaulipas y Nuevo León, por citar algunos—; lejos de brindar certeza económica, el panorama es incierto y preocupante. El salario mínimo en México es de los más bajos de los países de la OCDE y América Latina, y nuestro crecimiento económico apenas llegará a 2%.

Millones de familias empezarán el año nuevo con otro temor, un alza en los precios de los combustibles, que se suman a los registrados desde 2012: la gasolina Magna ha subido 34%, la Premium 30% y el Diésel 25%.

Alguien nos está mintiendo. Se dijo que no habría más aumentos, pero la gasolina subirá casi 20% por la fallida reforma energética, por la falta de estrategias para impulsar el crecimiento, por la corrupción y porque a quienes están arriba lo que menos les importa son los ciudadanos. Se nos prometió crecimiento, más empleos. Se nos dijeron muchas cosas, pero poco se ha cumplido.

En necesario salir a las calles, hacerles saber que no estamos de acuerdo con las decisiones que se han tomado y que quienes han salido a hacer promesas tienen también que salir a dar explicaciones del por qué se ha fallado.

No podemos fingir que no pasa nada y dejar que el gobierno siga actuando así. No nos conformaremos ni quedaremos de brazos cruzados.

Hacemos un llamado a todos los mexicanos, a organizaciones sociales y civiles, así como a las fuerzas políticas, a emprender una resistencia civil para demostrar que no permitiremos que de los bolsillos de la gente se cobren las malas decisiones de esta administración.

No podemos permitir que sigan pensando que ya estamos tan cansados que no tenemos fuerza para reclamar y que con el tiempo esta crisis se nos va a olvidar.

El poder de millones de mexicanos es más fuerte para salir adelante y para obligar al gobierno a buscar otras alternativas que resuelvan los problemas económicos de nuestro país.

En verdad deseo que este 2017 sea un año de acertadas decisiones, donde el gobierno actúe realmente a favor del bienestar de la gente.

Deseo salud, unidad, paz y prosperidad para todos los mexicanos.

Que sea un año verdaderamente nuevo y feliz para nuestra Nación.

Presidenta nacional del Partido de la Revolución Democrática.
@Ale_BarralesM
www.alejandrabarrales.org.mx

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