Las tensiones comerciales y geopolíticas entre Estados Unidos y China que caracterizaron este año se extenderán a 2020 con potencial para alterar el crecimiento económico global , a juzgar por las últimas acciones de Washington respecto a las y su intervencionismo en la región musulmana de Xinjiang .

Aunque los negociadores todavía trabajan para aplazar nuevos aranceles de EU por 15% a cerca de USD $160,000 millones en exportaciones chinas que entrarán en vigor el domingo, según Sonny Perdue*, secretario de Agricultura estadounidense , la realidad es que las medidas políticas adoptadas por la Casa Blanca y el Congreso contribuyen a crear “una montaña de desconfianza” en palabras de Christopher Hill, ex secretario asistente de Estado para Asuntos de Asia Oriental y del Pacífico.

“A China le preocupa que no pueda realmente alcanzar un acuerdo porque no puede confiar en él. Del lado de EE.UU, hay una percepción de que China también tiene problemas de credibilidad”, dijo en el marco de un foro económico en Sanya, en la provincia china de Hainan.

Las dos mayores economías del mundo han librado una de 17 meses detonada por las políticas proteccionistas del presidente estadounidense, Donald Trump. Se creía que las negociaciones habían llegado a un acuerdo en mayo pasado, pero las pláticas colapsaron con Washington acusando a China de retractarse en sus concesiones y Beijing acusando a EEUU de cambiar de posición y hacer demandas irracionales, como esperar que modifique su modelo de desarrollo dirigido por el Estado .

Sin embargo, se realizaron nuevos esfuerzos para firmar un acuerdo “fase uno” este mes durante el en Chile; su cancelación, debido a las , agregó incertidumbre a un ambiente aún más estresado por la promulgación de la llamada el 27 de noviembre, pese a que el mismo Trump admitió que no facilitaría las pláticas comerciales.

En su respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino llamó a la ley “una descarada medida hegemónica”, al anunciar que Beijing suspenderá la revisión de solicitudes de visita de embarcaciones y aeronaves militares de EEUU a Honk Kong.

Además, China impondrá sanciones a las organizaciones no gubernamentales con sede en EEUU involucradas en los disturbios en el centro financiero, incluyendo a la , el Instituto Nacional para Asuntos Mundiales , el , y .

, “también son notables por sus fechorías en las ‘revoluciones de color’ de todo el mundo”. El órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de China resaltó que Beijing ha enviado señales claras de rechazo a la injerencia; no obstante, “Washington todavía está obsesionado con sus delitos, siguiendo constantemente el mal camino”.

Proceso electoral

A principios de mes, Trump sugirió que esperaría hasta después de las elecciones de 2020 en EEUU para lograr un pacto comercial, ya que no tiene “plazos”, una postura que probablemente fortalecerá la negociación exitosa de las enmiendas al el martes.

En medio de su proceso de destitución , la Casa Blanca insiste en que China acepte comprar USD $50,000 millones anuales en productos agrícolas de EEUU, como frijol de soya y cerdo, a fin de que Trump pueda apuntarse una victoria política y refuerce su apoyo en estados agrícolas clave del Medio Oeste.

Las exportaciones de frijol de soya de EEUU a China se hundieron de USD $12,200 millones en 2017 a USD $3,100 millones el año pasado, señalan cifras de la Oficina del Censo. Los agricultores, afectados asimismo por la caída de los precios globales, mal clima, inundaciones históricas y competencia exterior, han recibido casi USD $20,000 millones de ayuda en los últimos dos años, afirmó la .

Las aspiraciones de Trump, empero, también son complicadas por otra legislación, la , aprobada por la Cámara de Representantes el 3 de diciembre; ONG y activistas aseguran que China ha detenido cerca de un millón de uigures en campos de la noroccidental Región Autónoma de Xinjiang Uigur.

Beijing destaca que los centros de detención son parte de un programa diseñado para enfrentar el , ya que miles de uigures se sumaron a grupos yihadistas en Siria -patrocinados por EEUU, la Alianza Atlántica, Arabia Saudita e Israel - durante los últimos años.

Como en el caso de la ley sobre Hong Kong, la respuesta de China ha sido dura, al ordenar esta semana a todas las oficinas gubernamentales e instituciones públicas la eliminación de su equipo de cómputo extranjero -alrededor de 30 millones de aparatos- y programas en un plazo de tres años, aumentando el uso de local, reportó The Financial Times.

Microsoft, Dell, HP y otras empresas tecnológicas de EEUU generan hasta USD $150,000 millones anuales en ingresos en China, si bien buena parte proviene de clientes del sector privado.

De cualquier forma, es posible que en cuestión de tiempo Beijing extienda la norma a todos sus organismos nacionales , tanto públicos como privados, como parte del plan “ ”, encaminado a desacoplarse de EEUU y mejorar la cadena de valor de su economía mediante el avance de nuevas tecnologías.

Más allá de la coyuntura comercial, es evidente que Washington sigue una política de desestabilización en Hong Kong y Xinjiang explotando sus problemas políticos, étnicos y religiosos con objeto de obstaculizar el camino de China a la supremacía global. Dentro de ella, Mark Esper, secretario de Defensa, declaró que EEUU dará prioridad al despliegue de fuerzas en la región de Asia Pacífico por encima de otras, incluyendo Afganistán.

“Nuestra ventaja bélica sobre los competidores estratégicos está siendo desafiada”, dijo Esper al en Simi Valley, California. “China y Rusia, las potencias revisionistas de hoy, modernizan sus ejércitos al tiempo que buscan vetar las decisiones económicas y de seguridad de otras naciones”, añadió al confirmar la política de “pivotar” hacia Oriente, establecida por la administración Obama en 2012.

En ese marco, cabe recordar que Trump ha seguido los pasos de su predecesor Barack Obama al montar “ operaciones de libertad de navegación ” en el Mar del Sur de China, donde persisten las disputas territoriales entre Beijing y aliados de EEUU como Taiwán.

En el frente económico, el golpe maestro de Obama fue el , marginando a China de los flujos comerciales futuros en la vasta región; sorpresivamente, la Casa Blanca se retiró del pacto en 2017, cediendo la iniciativa a su rival asiático.

No es una coincidencia que Henry Kissinger, ex secretario de Estado y asesor de Seguridad Nacional , advirtiera de un “conflicto” inevitable entre EEUU y China, con resultados potencialmente “catastróficos”.

“No hay duda de que muchos aspectos de la evolución de China son desafiantes para EEUU. Lo que es imperativo es que ambos países comprendan que un conflicto permanente no puede ser ganado. Habrá un resultado catastrófico si llegan a un conflicto permanente”, enfatizó en un acto auspiciado por el en Nueva York en noviembre.

Considerado el artífice del histórico reacercamiento bilateral de 1972 que facilitó la modernización de China y el fin de la Guerra Fría , Kissinger agregó que sin una solución, el conflicto “será peor que las guerras mundiales que arruinaron la civilización europea. Ya no es posible pensar que una parte puede dominar a la otra. Deben acostumbrarse al hecho de que tienen este tipo de rivalidad”.

*El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declaró hoy que “un acuerdo fase uno muy grande con China” se ha alcanzado. “Han aceptado muchos cambios estructurales y compras masivas de producto agrícola, energía y manufacturas ”, tuiteó, pero aseguró que los aranceles existentes seguirán en vigor.

Por su lado, Wang Shouwen, viceministro de Comercio de China , indicó que Beijing y EEUU acordaron el texto de un convenio fase uno que incluye la remoción de aranceles en etapas a los bienes chinos. Ning Jizhe, vicepresidente de la Comisión de Reforma Nacional y Desarrollo, afirmó que los detalles de las compras agrícolas serán difundidos más tarde, ya que el texto del acuerdo continúa en revisión.

Editado por

Más artículos de

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses