En San Luis Potosí, hay un sitio místico y de leyenda: Real de Catorce , un importante pueblo minero en el pasado.

Cuando ya no hubo más plata y oro que extraer, la mayoría de sus habitantes lo abandonó. Entonces, el lugar se convirtió en un pueblo fantasma.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Pero hubo alguien que nunca se fue. Los lugareños afirman que deambula en las minas, de día y de noche. Él es El Jergas , el fantasma de un minero que murió mientras trabajaba.

El Jergas

se aparecía cuando un minero se encontraba solo . Vestía de botas, casco y ropa de trabajo, un atuendo normal para quienes laboraban en el lugar; así que su figura no sugería nada fuera de lo común.

Debido a los rumores de su presencia, los mineros, por miedo, generalmente salían en grupos e intentaban no quedarse atrás.

El Jergas

se presentaba ante el trabajador como ingeniero y le daba la orden de que debía regresar a trabajar, con el fin de perderlo en los túneles escondidos o zonas desconocidas de la mina, de donde solo podía salir si alguien llegaba al rescate.

En la mayoría de los casos El Jergas no hacía daño a los obreros, por el contrario, casi siempre los llevaba a puntos donde había una rica cantidad de minerales que extraer, o en sus bolsillos aparecían pepitas de oro y plata.

En otras tantas ocasiones, El Jergas extraviaba a los mineros sin darles nada a cambio. Lo único que hacía por ellos, en compensación a su “travesura”, era robar sus pertenencias y dejarlas como pistas para que alguien más las encontrará y fuera a rescatar a su compañero.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Entre los habitantes de Real de Catorce, hay quienes aseguran que El Jergas todavía se aparece en los yacimientos, y que está en espera de encontrar a alguien para extraviarlo.

El Pueblo Mágico

Real de Catorce

es un destino con gran demanda debido a su belleza.

El pueblo fantasma siempre se ha visto envuelto en misterios y leyendas. Las ruinas de algunos edificios y viejas casonas, ahora convertidas en hoteles, son mudos testigos de leyendas sobre tesoros ocultos, de apariciones del más allá y de historias de ultratumba.

Este Pueblo Mágico también atrae al viajero por sus calles empedradas, angostas y empinadas, por sus construcciones con pátina antigua, ocupadas por galerías de arte, tiendas de artesanías, bares y restaurantes.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Una publicación compartida de Martha Orta (@lalindamartha) el

Si todavía no has viajado a este lugar del altiplano potosino , te recomendamos explorar esas ruinas, pasear a caballo, hacer un recorrido en las camionetas Willys que bajan a las planicies del desierto, disfrutar de su cielo estrellado y, por qué no, visitar las minas, a ver si tienes un encuentro con “El Jergas ”.

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