Lo que más nos importa a la hora de reservar un boleto es el precio y, después , las fechas en las que preferimos viajar. Le sigue el tiempo de vuelo y la cantidad de escalas. Pero jamás miramos un dato que puede arruinarnos o alivianarnos el viaje: el tipo de avión.

Hay varios tipos de aeronave para cada ruta comercial, con diferentes características que afectan la manera en la que nos sentimos cuando volamos y después de volar. El jet lag puede evitarse si sabemos elegir el vuelo perfecto y así salvamos varios días de la estadía con posibles dolores de cabeza y mucho sueño.

Y es que los síntomas relacionados con el jet lag tienen más que ver con el tiempo de vuelo, la altitud y la deshidratación que con el cambio de huso horario. Lo explica un estudio de The New England Journal of Medicine : la presión de algunas aeronaves es similar a las de algunas altitudes que generan malestar.

Según Quartz, los aviones están presurizados para imitar los dos mil 400 metros de altura, pero los más nuevos están hechos con materiales más flexibles al metal que pueden soportar más presión interior sin lastimar la estructura de la nave. Así logran que la atmósfera sea similar a un punto a mil 800 metros de altura. ¿Cuáles cumplen este requisito? Por nombrar un par, el Boeing 787 Dreamliner y el Airbus A350 WXB.

Otro punto a favor de las naves más nuevas es que las cabinas toleran mayor humedad . Así que los pasajeros no sentirán esa resequedad en los ojos, la nariz o la piel, como sucedía en los aviones tradicionales. Los que quieran ahondar en estos datos, pueden visitar los sitios que reseñan aviones y asientos como .

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