Por fin elegiste el destino de tus vacaciones. Ya leíste todo lo que encontraste acerca del lugar que vas a visitar en cuanta guía se te atravesó (y en internet), checaste el clima en Google , empacaste poco y adecuadamente y tomaste un avión. Pero ¡oh sorpresa! las cosas no son como las esperabas o como se ven en los sitios web.

En algunas de mis vueltecillas me he encontrado con este tipo de circunstancias que aquí te comparto con el único afán de que, si vas a estos lugares , no te agarren por sorpresa. Te la divido en dos partes, para no agobiarte con tanta información y , por supuesto, para que leas ambas (truco, jejeje).

Una cosa muy importante antes de entrar en materia es que, por graves que fueran estas cosas (que ninguna lo fue tanto, la verdad), nunca dejé que arruinaran el viaje ni la diversión. En todas partes hay algo padre que hacer siempre, siempre. Reinterpretando un famoso dicho: "Fuera de tu casa, ¡todo es vacación!"

1. Comer en París

La Ciudad Luz es realmente una maravilla, está llena de rincones alucinantes, hermosos barrios, impactantes museos y de restaurantes de una gastronomía espectacular ...siempre y cuando tengas fondos y estés más que dispuesto a invertirlos. A diferencia de otras ciudades europeas como Madrid o Roma , en París es difícil encontrar dónde comer bien y barato . Sí hay dónde comer muy bien y sí hay dónde comer relativamente barato, pero encontrar las dos cosas juntas, es labor de titanes.

A la luz de las experiencias gastronómicas vividas en París , te recomiendo lo siguiente: No le hagas el feo al los clásicos sándwiches europeos que todos los mexicanos alucinamos porque 'les faltan cosas': serán los mejores amigos de tu bolsillo. Checa cada mañana en qué vecindario vas a estar a la hora de la comida y googlea o busca en alguna app o sitio web tus opciones para comer, así sabrás de antemano hacia dónde dirigirte según tu presupuesto. Una opción maravillosa es el Leon de Bruxelles: mejillones exquisitos con papas a la francesa y cerveza a precios decentes ; a mediodía come cualquier cosa y destina tus euros a cenar rico. ¡De nada!

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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2) Sidney no es para el frío

Sí, esta metrópoli australiana es una ciudad sofisticada. Hay mucho qué ver y qué hacer. Es hermosa y maravillosa, pero ¡no se te ocurra ir cuando hace frío ! La primera vez que visité esta preciosa ciudad fue a principios de la primavera austral (septiembre) y hacía mucho.

No hay que olvidar que Sidney es una ciudad muy ligada con la playa y, por lo mismo, muchas de sus atracciones están relacionadas con el puerto, la playa y sí, con el calor. El frío que hace es, además de intenso, húmedo, tipo Nueva York. O lo que es lo mismo, nada padre como para estar en un restaurante al aire libre, en un zóologico viendo koalas y canguros o para un paseo en bote por el puerto, tiritando.

Te lo pongo de este modo: después de esa primera visita decidí que, aunque la ciudad es bellísima , no me entusiasmaba en absoluto regresar. Por azares del destino, volví, pero esta vez en verano, y es hoy una de mis ciudades favoritas en el mundo, a la que volvería feliz mil veces, ¡siempre y cuando sea en época de calor!

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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3. Holbox y la inundación

Cuando llueve en esta isla, ubicada en el norte de la Península de Yucatán pero que pertenece al estado de Quintana Roo, llueve con muchas ganas. Una de las cosas que más te mencionan cuando quieres visitar este lugar que, dicho sea de paso, es un verdadero paraíso con una gastronomía excepcional para un lugar tan pequeñito, es que en lugar de coches, el método de transporte habitual en la isla son carritos de golf .

Por supuesto que esto te suena encantador! ¡Un lugar sin autos (es real)!. Lo que te no te explican es qué sucede cuando llueve tanto que Holbox se inunda, lo cual, por otra parte, no es nada raro.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Las 'calles' no están pavimentadas , son caminos de arena, sí, blanca y como talco, pero arena. Cuando llueve, pues el agua, obviamente, se empieza a acumular y los famosísimos carritos de golf , simple y sencillamente no pueden circular. Los choferes ya son muy expertos y logran vadear algunos tramos de la 'avenida' central, pero hay otros por los que definitivamente es imposible pasar y mucho menos, a pie. El resultado es que te tienes que quedar en tu hotel (lo cual no es necesariamente algo malo) hasta que el nivel del agua baje un poco y puedas salir. No obstante lo anterior, Holbox vale toda la pena en cualquier época del año, si lo que quieres es descansar, comer rico y seguir descansando, aderazado con vistas naturales realmente espectaculares .

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